Vlad ostentaba de sus víctimas. |
A lo largo de la Historia Universal, numerosos personajes han llamado la atención por su crueldad, y sin embargo hay uno que siempre ha destacado por sobre el resto debido a su violencia inusitada: Vlad Tepes (o Vlad III), quien fue famoso por empalar a sus víctimas, es decirlas atravesarlas con una lanza y dejar sus cadáveres expuestos a la intemperie. Según se estima, se calcula que sacrificó a entre 40 mil y 100 mil personas.
La crueldad de Vlad El Empalador era tal, que incluso se jactaba de tener en el patio de su palacio "un bosque" de personas empaladas. De hecho, este noble de Transilvania se hizo célebre por su aparición en una publicación donde se le retrataba cenando en una mesa rodeada de personas muertas o moribundas atravesadas por las estacas gigantes. Este verdadero carnicero causó tal impacto, que siglos después fue la principal inspirador de la novela "Drácula", escrita por el autor irlandés Bram Stoker (publicada en 1897).
Sin embargo, el legado histórico de Vlad Tepes fue haber sido el principal bastión de la defensa de Rumania frente al Imperio Otomano. Si bien era considerado un hombre con una crueldad inaudita y un psicópata demente, también se le califica como un estratega militar brillante, pues supo desgastar psicológicamente y espantar a los soldados turcos gracias a los "bosques de cadáveres".
Lo anecdótico del caso, es que en 1976 el dictador Nicolae Ceausescu lo calificó como "Héroe de la Nación", durante el quinto centenario de su muerte, y el Partido Comunista Rumano aseguró que la crueldad de Vlad El Empalador estaba plenamente justificada por fines políticos. "El fin justifica lo medios", tal como en su momento diría Nicolás Maquiavelo.