Universidad de Chile se impuso por 2-1 a su enconado archirrival, en el Estadio Nacional.
Charles Aránguiz. |
Con este trabajado triunfo del chuncho, no sólo nos llevamos la gloria de imponernos en el partido más importante del año; también nos metimos de lleno en la lucha por el título, quedando terceros con 31 puntos, a solo uno de los líderes.
Lo de esta tarde fue más que un partido: fue un desahogo, una afirmación de carácter de parte de los azules. La U supo golpear en los momentos clave, aguantar cuando hubo que apretar los dientes, y levantarse frente a la adversidad, porque también hubo largos minutos en que los albos jugaron mejor. Porque este Superclásico tuvo de todo: tres penales, VAR protagonista, polémicas para ambos lados, y hasta dos expulsiones que dejaron aún más caliente el duelo. Pero también tuvo lo más importante: una Universidad de Chile que supo ser superior en los momentos clave, y que se quedó con el triunfo con justicia.
Aránguiz, figura y bandera
El motor azul, Charles Aránguiz, se convirtió en héroe de la jornada. A los 33 minutos, el experimentado volante abrió la cuenta con un penal ejecutado con la clase que lo caracteriza. Colo Colo reaccionó rápido con otro penal convertido por el argentino Claudio Aquino, pero en la segunda parte volvió a aparecer el Príncipe: nuevamente desde los doce pasos, puso el 2-1 definitivo a los 56', tras una infracción sobre Fabián Hormazábal. Dos penales, dos goles. Goleador inesperado, pero líder y estandarte como siempre.
El VAR, las polémicas y un Nacional encendido
El árbitro Piero Maza no quiso pasar desapercibido. Tres penales cobrados (dos vía VAR), y una roja al capitán colocolino que incendió la cancha. La primera jugada polémica llegó con una mano del defensa albo Amor tras un remate de Lucas Assadi que el árbitro en primera instancia no vio, pero el VAR corrigió. Después, vino el penal para Colo Colo por un roce de Gabriel Castellón a Lucas Cepeda, otra vez con el ojo del videoarbitraje en el centro del debate.
La expulsión de Esteban Pavez tras un encontrón con Marcelo Díaz fue la guinda de la torta. El capitán albo se fue entre gritos y rabia, mientras los hinchas azules celebrábamos con el alma cuando ya sólo quedaban pocos minutos de partido, y el triunfo estaba a la vuelta de la esquina.
Una U que ilusiona
Este no fue sólo un triunfo en el papel: fue una victoria que alimenta el alma azul. Se ganó con carácter, en un partido apretado, bravo, y ante el archirrival, que parece estar desbarrancándose en caída libre: novenos, tres partidos sin ganar, y sin rumbo. En cambio, la U sigue subiendo. El equipo muestra compromiso, mística, y cada vez se ve más convencido de que este 2025 puede ser el año en que volvamos a tocar la gloria, al menos a nivel local.
Hoy, como hinchas, no pedimos nada más: este Superclásico fue nuestro. Que lo griten, que lo canten, que lo disfruten. Porque en el Estadio Nacional, en este sábado inolvidable, el fútbol chileno volvió a pintarse de azul, con la fuerza y pasión de la hinchada más alocada del orbe. Y eso, hermanos y hermanas azules, vale más que tres puntos.
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