Si bien el exalcalde de La Florida figura como cuarto del sector en las actuales encuestas presidenciales, tiene varios plus que ninguno de los otros tres precandidatos posee: es un candidato de consenso, con relativamente bajo nivel de rechazo, y que además sería bastante competitivo en una eventual segunda vuelta contra un postulante de la extrema izquierda.
El escenario político chileno, caracterizado por su profunda fragmentación y un marcado desencanto ciudadano, exige liderazgos que logren romper los moldes tradicionales. En la derecha, la discusión sobre el mejor precandidato presidencial toma fuerza, y el nombre de Rodolfo Carter emerge como una alternativa no sólo competitiva, sino estratégica. Su capacidad para generar consensos entre las distintas corrientes de la derecha nacional, su relativamente bajo nivel rechazo y su perfil de outsider lo convierten en un contendiente formidable para enfrentar a la ultraizquierda en las próximas elecciones.
Un outsider en la política chilena
![]() |
Rodolfo Carter. |
En un momento donde la confianza en las instituciones políticas está en su punto más bajo, este rasgo lo posiciona como una figura más cercana y auténtica, capaz de dialogar tanto con quienes buscan renovación como con aquellos que desconfían de las élites tradicionales. Carter, desde su destacada gestión como alcalde de La Florida, ha sabido proyectar una imagen de eficiencia y proximidad, enfocándose en los problemas cotidianos de la ciudadanía, lo que le otorga una conexión que pocos precandidatos pueden igualar.
Un candidato de consenso en una derecha demasiado fragmentada
La derecha chilena se divide en tres grandes corrientes: la centroderecha liberal, la derecha conservadora y la ultraderecha. En el último tiempo, estas facciones han competido entre sí, debilitando la posibilidad de consolidar un liderazgo único. Sin embargo, Carter ha demostrado que puede construir puentes entre todas estas vertientes, posicionándose como una figura capaz de representar a toda la derecha sin alienar a ningún sector.
Frente a figuras como Evelyn Matthei, que enfrenta el rechazo y desprecio de la ultraderecha, y José Antonio Kast o Johannes Kaiser, que generan divisiones en el centro liberal y los sectores moderados, Carter aparece como un nombre menos polarizador. Esta habilidad para transitar entre las diferentes corrientes lo convierte en un candidato que puede unificar a la derecha en torno a una visión común. Él es el candidato que puede unir a "las tres derechas", como ninguno otro más podría ser capaz de lograrlo.
Competitividad en una segunda vuelta: un factor crucial
El desafío de cualquier precandidato presidencial no sólo es conquistar a su base en la primera vuelta, sino que también ser competitivo en una segunda vuelta, donde el voto del centro y los sectores moderados resulta decisivo, y donde se gana más por el menor nivel de rechazo que por el apoyo de los partidarios más incondicionales. Este es el punto débil de candidatos como Kast y Kaiser, cuya retórica más polarizadora tiende a alienar a los votantes que no se identifican con la derecha más dura.
Carter, en cambio, tiene un perfil menos confrontacional, con un estilo más pragmático que podría atraer al electorado de centro y a los indecisos, tal como ya lo hizo en varias elecciones en la populosa comuna de La Florida. Este enfoque no sólo le permitiría competir de manera más efectiva en una segunda vuelta, sino también neutralizar el "voto anti-derecha", que tradicionalmente beneficia a la izquierda en escenarios polarizados.
El desafío de consolidar su liderazgo
A pesar de estas ventajas, Carter enfrenta desafíos importantes. Si bien su posición como outsider y su capacidad para generar consenso son fortalezas, deberá evitar ser percibido como un político demasiado moderado o "blando" por la derecha más dura, que busca liderazgos fuertes y confrontacionales. Además, tendrá que construir una narrativa que no solamente lo posicione como una alternativa pragmática, sino como un líder con visión y capacidad de inspirar a un electorado cansado de la política tradicional. Y, tal vez lo más importante, es lograr el apoyo de los partidos de Chile Vamos para que lo incluyan en una elección primaria contra Evelyn Matthei, que sin esa hipotética primaria no hay ninguna posibilidad de verlo como candidato establecido.
¿Es Carter el liderazgo que necesita la derecha chilena?
En un momento en que la derecha chilena necesita un liderazgo capaz de unir, atraer al centro político y romper con los moldes tradicionales, Rodolfo Carter se presenta como la mejor carta para enfrentar las elecciones presidenciales. Su perfil de outsider, su independencia de las estructuras partidarias y su capacidad para tender puentes entre los distintos sectores de la derecha lo convierten en una opción estratégica y altamente competitiva.
Frente a figuras bastante más polarizantes y con un techo electoral más limitado en un posible balotaje, como ocurre con Kast y sobre todo con Kaiser, y a liderazgos que no cuentan con el apoyo de la derecha más dura, como es el caso de Matthei, Rodolfo Carter tiene el potencial de consolidarse como el candidato que no sólo una a la derecha, sino también tiene la estampa de ser el líder que Chile necesita para enfrentar los desafíos de un futuro incierto, y para ser el candidato más competitivo en las elecciones de noviembre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario