En Chile hoy en día hay muchos que se denominan "libertarios", pero la gran mayoría de ellos no son libertarios de verdad.
En los últimos años, el término "libertario" ha ganado una popularidad inusitada en Chile. Sin embargo, muchos de los que se identifican con esta ideología parecen desconocer sus fundamentos más esenciales. Dentro de esta confusión conceptual, una de las contradicciones más evidentes es la relación entre el libertarismo y la xenofobia.
Una ideología que va contra la discriminación
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Bandera de Gadsden. |
Ayn Rand, otra figura clave del pensamiento libertario, fue tajante en su rechazo a la xenofobia y a la discriminación racial: "El racismo es la forma más primitiva de colectivismo". Para Rand, valorar o despreciar a alguien por su origen en vez de sus acciones individuales es contrario a la racionalidad y la libertad, dos valores fundamentales del objetivismo y del libertarismo en general.
Otro punto clave es el libre flujo de personas y capitales. Ludwig von Mises, en "Liberalismo: en la tradición clásica", defiende la inmigración abierta como un motor de desarrollo económico y social. Sostiene que "las fronteras cerradas impiden el crecimiento económico y limitan las oportunidades de los individuos para mejorar su bienestar". Desde esta perspectiva, un libertario genuino debería apoyar una política migratoria abierta, no basada en el miedo o la exclusión.
Chile, una extraña excepción dentro del movimiento libertario
Sin embargo, en Chile, muchos de los que se autodenominan libertarios promueven discursos discriminatorios que contradicen estos principios. En lugar de abogar por la libre circulación de personas, replican narrativas neoconservadoras, confundiendo libertarismo con un proteccionismo nacionalista con claros tintes xenófobos. Esto lleva a preguntarse si realmente son libertarios o si, más bien, encajan dentro del neoconservadurismo o la ultraderecha disfrazada, o peor aún: una ultraderecha acomplejada de ser lo que es.
Ser libertario implica un compromiso real con la libertad, no sólo cuando conviene a ciertos intereses. Acá en Chile hay muchos falsos libertarios, que en realidad sólo son libertarios desde el aspecto económico. Si la defensa de la propiedad privada y el libre mercado es intransable, también debería serlo el derecho de cada individuo a ser tratado como un ser autónomo y sin ser discriminado, sin importar su origen geográfico.
En definitiva, el libertarismo y la xenofobia son conceptos incompatibles. Cualquier intento de unirlos sólo demuestra un desconocimiento profundo y una ignorancia abismante de la teoría libertaria. Como bien dijo Frédéric Bastiat: "La libertad es, antes que nada, el reconocimiento del derecho del otro a ser libre". Quizá sea hora de que ciertos "libertarios" en Chile se pregunten si están defendiendo la libertad o simplemente buscan una etiqueta ideológica plausible para justificar sus prejuicios xenofóbicos hacia los inmigrantes que han llegado a nuestro país.
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