domingo, 16 de febrero de 2025

Cuidado con los xenófobos que se disfrazan de libertarios

En lo personal, me siento muy identificado con los libertarios, pero con los libertarios de verdad... no con los falsos libertarios.

En la actualidad, Chile enfrenta una alarmante distorsión del término "libertario". Individuos que se autodenominan así promueven discursos xenófobos que contradicen los pilares fundamentales del libertarismo. Esta tergiversación no sólo es intelectualmente deshonesta, sino que también socava los principios de libertad individual, defensa de la dignidad humana y respeto mutuo que esta filosofía defiende.

Libertarios.
Si profundizamos en el libertarismo, podemos decir que en su esencia, aboga por la libertad individual, el respeto por la dignidad de las personas y la no agresión. Murray Rothbard, destacado anarcocapitalista, enfatizó que los derechos pertenecen a los individuos, no a los colectivos. Por lo tanto, cualquier discriminación basada en nacionalidad, raza, origen geográfico o religión es una afrenta directa a estos principios. Ayn Rand, otra figura emblemática, calificó el racismo como "la forma más primitiva de colectivismo", subrayando que juzgar a alguien por su origen es irracional y contrario a la libertad. 

Además, el libertarismo auténtico defiende el libre flujo de personas y capitales, lo cual va de la mano de la globalización (no confundir acá con el globalismo, que es algo muy distinto). Ludwig von Mises, en "Liberalismo: en la tradición clásica", argumentó que las fronteras cerradas limitan el crecimiento económico y las oportunidades individuales. Desde esta perspectiva, un verdadero libertario debería respaldar políticas migratorias abiertas, libres de prejuicios y miedos infundados.

Libertarismo y xenofobia no pueden jamás ir por el mismo camino

Sin embargo, en Chile, observamos una preocupante tendencia: aquellos que se proclaman "libertarios" adoptan retóricas ultranacionalistas y xenófobas, más alineadas con el neoconservadurismo o con una ultraderecha acomplejada que trata de ocultar lo que en realidad es. Este fenómeno no es exclusivo de nuestro país. A nivel global, movimientos que se autodenominan libertarios han coqueteado con ideologías autoritarias, discriminatorias y excluyentes, pero es esto es más bien por ignorancia que por otros motivos. 

Es así como vemos que en Europa, partidos de ultraderecha han adoptado discursos que combinan liberalismo económico con políticas migratorias restrictivas y de profundo desprecio hacia las personas inmigrantes, promoviendo una peligrosa mezcla de xenofobia y neoliberalismo. Este maridaje entre liberalismo y autoritarismo ha sido señalado como una amenaza para las democracias occidentales, donde el miedo y el odio hacia los migrantes se utilizan para justificar políticas represivas y discriminatorias. 

Hay que desenmascarar a los falsos libertarios

Es imperativo que desenmascaremos a estos falsos libertarios que, bajo la bandera de la libertad económica, promueven agendas de odio, xenofobia y exclusión hacia los inmigrantes. El libertarismo no puede ser una máscara para justificar prejuicios. Como bien señaló Frédéric Bastiat: "La libertad es, antes que nada, el reconocimiento del derecho del otro a ser libre". Ya es hora de que en Chile y en el mundo, aquellos que se autodenominan libertarios reflexionen sobre si realmente defienden la libertad o si simplemente buscan una fachada ideológica para sus propios prejuicios, y por qué no decirlo también: sus trancas más profundas.

La coherencia entre discurso y práctica es esencial. No podemos permitir que la noble causa de la libertad sea secuestrada por quienes promueven la división, la xenofobia y el odio. Defendamos un libertarismo auténtico, comprometido con la libertad individual, la igualdad de oportunidades y el respeto irrestricto por la dignidad humana, sin importar el origen geográfico de cada persona que vive en nuestro querido país.

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