Tanto la centroderecha tibia y pusilánime como la ultraderecha odiosa y xenófoba no han demostrado ser lo que requiere nuestro país. Es imperioso buscar otro camino: una tercera opción en el mapa ideológico.
En el panorama político actual, se ha vuelto común encasillar a las posturas ideológicas en extremos irreconciliables. Dentro de la derecha, esto se traduce en una centroderecha que claramente es blandengue, pusilánime y sin convicciones firmes, y por otro lado tenemos una ultraderecha que se hunde en el fanatismo, la xenofobia y la exclusión. Por eso mismo es que propongo la búqueda de una "tercera vía", un camino que rescata lo mejor y desecha lo peor de ambas tendencias, sin caer en sus excesos pero manteniendo ciertos principios que deben perdurar en forma inalterable.
Ni centroderecha ni ultraderecha
Por un lado, la centroderecha ha demostrado ser demasiado concesiva, cediendo terreno a las agendas izquierdistas en un afán patético de ser aceptada por sectores que nunca la apoyarán genuinamente. Dicho de otro modo, lo que la centroderecha parece pretender es ser respetada por aquellos que siempre la van a odiar. Este sector ideológico ha abandonado principios fundamentales de la derecha, como la defensa irrestricta de la libertad económica y el orden público imponiendo plena mano dura contra los delincuentes, en pos de un pragmatismo que, en realidad, es simple debilidad política. Acá podemos ver como conglomerados como Chile Vamos se ha transformado en un apéndice de la izquierda, lo que quedó en evidencia en el nocivo acuerdo previsional con el Gobierno de Gabriel Boric. Todo esto ha generado una comprensible desconfianza entre los votantes más tradicionales y ortodoxos de la derecha.
Por otro lado, vemos cómo la ultraderecha ha crecido en respuesta a la debilidad de la centroderecha, pero su mensaje muchas veces se ve empañado por el dogmatismo, la odiosidad y la exclusión. El discurso xenófobo, la glorificación de discursos supremacistas y el rechazo absoluto a cualquier tipo de pluralismo la convierten en una opción inviable para quienes buscan soluciones reales y no simples desahogos emocionales. La política debe ser pragmática, no un ejercicio de nostalgia o radicalismo estéril, ni menos una expresión de discriminación y xenofobia visceral.
Tenemos que buscar una tercera vía con urgencia
![]() |
Viva Chile. |
Al mismo tiempo, la tercera vía de la derecha política debe rechazar el sectarismo y el autoritarismo de la ultraderecha, entendiendo que una nación fuerte no se construye sobre el odio, la discriminación o la xenofobia, sino que sobre principios sólidos y aplicables a la realidad política y sociológica del Chile actual del siglo XXI.
Este enfoque requiere líderes valientes, que no teman desafiar la corrección política imperante, pero que también comprendan que gobernar implica algo más que lanzar consignas incendiarias para ganar aprobación en las redes sociales de parte de los "tuiteros" más vociferantes. Debe existir un equilibrio delicado, pero necesario si queremos una derecha que no sólo resista los embates de la izquierda, sino que también sea capaz de ofrecer una visión de futuro sustentable, inclusiva y realista.
La derecha política chilena necesita una renovación ideológica profunda, que la libere tanto de la claudicación como del extremismo. La tercera vía no es una utopía, sino una necesidad imperiosa para aquellos que creemos en una derecha con principios, pero también con inteligencia política. Es momento de construirla. Es ahora o nunca, tú decides.
No hay comentarios:
Publicar un comentario