miércoles, 6 de marzo de 2024

Insólito: Boric gobierna mirando de reojo a su barra brava

La defensa acérrima del Presidente de la República hacia el Partido Comunista es insólita e inaudita. O sea, se entiende sólo por la conveniencia para él de seguir contando con el apoyo de su sector más ultra, pero a la luz de los hechos, claramente deja en dudas la visión supuestamente "democrática" de la que el mandatario chileno tanto suele jactarse.

Presidente Gabriel Boric.
El reciente episodio político en Chile, donde un grupo de delincuentes asesinó al exmilitar venezolano Ronald Ojeda, ha dejado al descubierto una serie de contradicciones y errores de parte del oficialismo que no pueden pasar desapercibidos. La defensa inquebrantable del Presidente Boric hacia el Partido Comunista (PC), a pesar de los cuestionamientos éticos y democráticos que ha suscitado su postura favorable hacia la dictadura chavista de Nicolás Maduro, no sólo evidencia una falta de prudencia política brutal de parte del mandatario, sino también una desconexión alarmante y desbordante con la realidad.

El respaldo ferviente del Presidente Gabriel Boric hacia el PC, en medio de las críticas por su relación con regímenes dictatoriales como el de Nicolás Maduro en Venezuela, es un despropósito que socava la confianza en su liderazgo. La negativa del líder comunista Lautaro Carmona a reconocer al gobierno de Maduro como una dictadura, y su posterior respaldo al mismo, son hechos que no pueden ser ignorados ni justificados. 

La ultraizquierda chilena sigue siendo tan ultra como siempre

Resulta desconcertante ver cómo el Presidente Boric, en lugar de abordar con seriedad y sensatez las preocupaciones legítimas de la ciudadanía, se sumerge en una defensa ideológica carente de fundamento, al proteger a un conglomerado tan dañino como lo es el Partido Comunista. Su referencia al supuesto "anticomunismo visceral" como justificación para respaldar al PC es un anacronismo que no se condice con la realidad política actual. De hecho, si hablamos de cosas que son anacrónicas y extemporáneo es justamente el Comunismo, el cual cuesta mucho explicar que todavía tenga tantos adeptos en pleno siglo XXI. 

Además, el silencio del Presidente frente al trágico y desgarrador suceso del secuestro y posterior homicidio del ex militar venezolano Ronald Ojeda es lamentable. En lugar de manifestar preocupación y solidaridad con la víctima y sus familiares, se prefiere entrar en disputas partidistas y ideológicas que sólo generan división y desconfianza en la sociedad. De hecho, da la impresión de que para Boric es más importante salvar el ya casi inexistente honor del Partido Comunista que el hecho de enviar condolencias públicas al círculo íntimo de este exuniformado venezolano, que además tenía el estatus de refugiado político en Chile.

A Boric le importa más su propia coalición que las víctimas de la dictadura chavista

Es preocupante observar cómo el Presidente Boric, en su afán por mantener unida a su cada vez más tambaleante coalición, sacrifica principios democráticos fundamentales y legitima posturas que claramente son antidemocráticas. El PC y su simpatía hacia regímenes dictatoriales como el de Maduro son una afrenta a los valores democráticos que tanto se han luchado por preservar en nuestro Chile. 

En definitiva, la defensa fanática y furibunda de parte del Presidente Boric hacia el PC y su falta de una condena clara y frontal hacia regímenes dictatoriales como el de Maduro, ponen en entredicho su compromiso con la democracia y los derechos humanos. Y de más está diciendo que con este silencio, Boric literalmente está haciendo burla de los miles de inmigrantes venezolanos que viven en nuestro país, y que han sufrido en carne propia la bestialidad y también la ineptitud colosal de parte de la tiranía chavista de Maduro.

Chile merece un liderazgo mucho más responsable y coherente, que anteponga el bienestar de la ciudadanía por sobre los mezquinos intereses partidistas y ideológicos obsoletos. Es hora de que el Presidente reflexione sobre sus acciones y rectifique su postura, demostrando un compromiso real con la democracia y la libertad, pero también de respecto y empatía hacia la comunidad venezolana residente en nuestro país.

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