martes, 2 de enero de 2024

Avimimus: El "imitador de aves" del Cretácico tardío

Avimimus (en latín "imitador de aves") es un género extinto de dinosaurio terópodo avimímido, que vivió a finales del período el Cretácico, hace aproximadamente 70 millones de años, en el Campaniense. Existió en lo que hoy en día es Asia.

Avimimus, que significa "imitador de aves" en latín, representa un intrigante género de dinosaurio terópodo avimímido. Este dinosaurio extinto habitó la Tierra hace aproximadamente 70 millones de años, específicamente durante el Campaniense del período Cretácico (en la Era Mesozoica). Descubierto por primera vez en la Formación de Djadochta, su primer espécimen fue oficialmente descrito por el afamado investigador Dr. Sergi Kurzanov en 1981.

Los restos de Avimimus fueron recuperados por los paleontólogos rusos​ y descritos oficialmente por el Dr. Sergei Kurzanov en 1981. Los fósiles de Avimimus fueron descritos inicialmente como provenientes de la Formación Djadokta por Kurzanov. Sin embargo, en la descripción de una nueva muestra de 2006, otro grupo de investigadores observaron que Kurzanov probablemente se equivocó acerca de la procedencia, y es más probable de que Avimimus provenga de la más reciente Formación Nemegt.​ La especie tipo de este género fue bautizada como Avimimus portentosus, que irónicamente lo que menos tenía era ser un animal portentoso.

Un dinosaurio pequeño pero un intrépido corredor

Con una altura de alrededor de 45 centímetros hasta la cadera y una longitud de aproximadamente 1,6 metros, el Avimimus era un dinosaurio relativamente pequeño. Su cráneo, aunque diminuto en comparación con su cuerpo, albergaba un cerebro notablemente grande y unas cuencas oculares desproporcionadamente colosales. Esto hace pensar que probablemente era un animal bastante inteligente para su época, o al menos muy perceptivo, y que además era un excelente observador del entorno que lo rodeaba.

Físicamente, además se destaca la ausencia de dientes en favor de un pico córneo similar al de los loros, con proyecciones en el borde premaxilar que podrían haberle dado un borde aserrado.

Su dieta sigue siendo un enigma total para los científicos

La discusión sobre su dieta ha sido objeto de debate entre los expertos, algunos sugieren que podría haber sido herbívoro, omnívoro o incluso insectívoro. Además, presenta características únicas en sus huesos, como un foramen magnum relativamente grande y un cóndilo occipital pequeño, indicando una cabeza pequeña y un cuello largo y delgado compuesto por vértebras alargadas.

Avimimus.
Sus extremidades eran notoriamente distintas, con brazos relativamente cortos y huesos de la mano fusionados, asemejándose a las aves modernas. El análisis de las características de sus piernas sugiere que Avimimus era un corredor altamente especializado, con piernas delgadas y largas que apuntaban a un comportamiento cursorial.

El descubrimiento y estudio de los restos de Avimimus han sido significativos en el campo de la paleontología. Múltiples especímenes, incluido un segundo espécimen casi completo y rastros de terópodos que se cree pertenecen a Avimimus, han contribuido a una mejor comprensión de su morfología y comportamiento.

Un enigmático representante de la familia Oviraptoridae

En términos de su clasificación taxonómica, inicialmente se consideró a Avimimus como un pariente cercano de las aves debido a sus características únicas. Sin embargo, análisis filogenéticos posteriores lo han situado dentro del grupo de los oviraptorosaurios, específicamente dentro de Oviraptoridae, siendo más primitivo que el mítico Archaeopteryx, el famoso antecesor de las aves modernas.

Avimimus ha proporcionado valiosa información sobre la paleoecología de la Formación Barun Goyot en Mongolia, revelando un ecosistema con una diversidad notable de dinosaurios y otros vertebrados que coexistieron en ese período, desde aves primitivas hasta grandes e imponentes saurópodos.

El estudio continuo de Avimimus y sus restos contribuye significativamente a nuestra comprensión de la evolución y la vida en el Cretácico tardío, ofreciendo una ventana al pasado fascinante de la historia de la Tierra, tal vez el período más enigmático y apasionante que alguna vez existió en nuestro planeta.

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