domingo, 31 de diciembre de 2023

Aumenta el desempleo en el Chile de Boric

El fracaso económico del Gobierno de Gabriel Boric ha sido rutilante e indiscutible. Además, a ello hay que agregarle la ausente gestión de la Ministra del Trabajo, Jeannette Jara.

La crisis económica en Chile no es un mero número en una estadística, es la realidad aplastante que viven millones de ciudadanos cada día. Los recientes datos de desempleo, proporcionados por el Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), revelan un panorama desolador: una tasa de desocupación que ha escalado hasta el 8,7%, un aumento preocupante de 0,8 puntos porcentuales en tan solo un año. Detrás de estos números hay rostros, familias y esperanzas truncadas por la falta de políticas efectivas para revertir esta tendencia alarmante.

El discreto y paupérrimo manejo económico de Boric

El gobierno encabezado por Gabriel Boric, electo con promesas de cambio y progreso social, se encuentra en deuda con el pueblo chileno en lo que respecta a la gestión económica. Sus políticas han fracasado estrepitosamente, dejando a la deriva a aquellos que más necesitan apoyo: los desempleados. La falta de medidas concretas y la incapacidad para abordar esta crisis ponen en entredicho la eficacia de sus acciones.

Desempleo y cesantía.
Aunque también seamos sinceros: el crecimiento económico y la generación de empleos nunca han sido parte del discurso político de Gabriel Boric, ni cuando era diputado ni tampoco ahora que es presidente. De hecho, durante su gobierno, casi todas sus acciones apuntan en el sentido contrario. 

Resulta igualmente preocupante la inacción palpable de la Ministra del Trabajo, Jeannette Jara, en medio de esta tormenta laboral del desempleo en Chile. Su ausencia de liderazgo y propuestas contundentes refleja una desconexión alarmante con la realidad de quienes sufren las consecuencias del desempleo. Ante una crisis que demanda respuestas urgentes, su papel ha sido más bien testimonial, incapaz de ofrecer soluciones tangibles para enfrentar esta crisis que asola a la nación.

En cualquier gobierno normal, con las paupérrimas cifras de generación de empleo y las aplastantes estadísticas de cesantía, Jeannette Jara ya habría sido despedida de su cargo hace rato. El problema es que el gobierno de Gabriel Boric no es un gobierno normal, y el propio Boric tampoco es un presidente normal. 

En el Chile actual no hay políticas de generación de empleo

Las cifras ofrecidas por el INE no son solo números fríos, sino la manifestación clara de un problema estructural que afecta a miles de chilenos. El alza en la fuerza laboral sin un correspondiente aumento en la creación de empleos refleja la falta de políticas laborales sólidas y el fracaso rotundo del gobierno en la generación de oportunidades para la población.

El informe destaca sectores específicos que han contribuido al crecimiento de la ocupación, pero este panorama sectorial positivo se ve opacado por el preocupante aumento del empleo informal, que alcanza una tasa del 27,5%. Esta tendencia, lejos de ser una solución, refleja una precarización laboral que afecta especialmente a las mujeres, cuyo índice de desempleo ha aumentado, mostrando la desigualdad persistente en el mercado laboral.

Región Metropolitana: Acá el desempleo es aún mayor

Particularmente alarmante es el caso de la Región Metropolitana, donde la tasa de desocupación ha escalado hasta el 9,7%. Este aumento de 1 punto porcentual en solo 12 meses refleja la profundidad del problema en una de las áreas más densamente pobladas y económicas del país.

De esta forma, la realidad del desempleo en Chile exige un cambio de rumbo urgente en las políticas gubernamentales. La falta de acciones concretas, la ausencia de estrategias eficaces y la carencia de liderazgo efectivo son el caldo de cultivo para una crisis que continúa profundizándose. El Gobierno de Gabriel Boric y la Ministra del Trabajo, Jeannette Jara, tienen la responsabilidad ineludible de tomar medidas reales y efectivas para combatir este flagelo que afecta a toda la nación chilena. La espera y la retórica vacía ya no son opciones válidas para quienes sufren las consecuencias brutales de la desocupación.

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