La triste distancia social. |
Por más que uno trate de ser optimista durante esta pandemia de coronavirus, a veces se torna bastante difícil. Dentro de todo lo malo que sucede, otro aspecto en el cual no se ha profundizado lo suficiente es que con el objetivo de mantener la distancia social y cuidar a los adultos mayores, se ha determinado -y con justa razón- suspender las visitas de los niños pequeños con sus padres a las casas de sus respectivos abuelos.
Es bastante crudo, pero para un abuelo el poder ver a su nieto es algo que espera durante toda la semana. Y no poder verlos por meses (y capaz que termine siendo por durante varios años), para muchos adultos mayores terminará siendo una verdadera tortura. Y además a esto hay que sumarle la gran incertidumbre existente, porque el mortal coronavirus en cualquier momento puede llevarse al abuelito para la otra vida y no tendrá la oportunidad de despedirse de sus pequeños querubines. Una realidad demasiado triste que golpea a la sociedad de hoy.
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