domingo, 3 de mayo de 2020

¿Seguirá el terrorismo en Chile cuando se termine la pandemia por el coronavirus?

Esta es la gran pregunta que gran parte de los chilenos nos hacemos, y probablemente también se realizan todos los políticos en forma transversal.
Revolución Terrorista en Chile.

Incertidumbre. Esa es la palabra más adecuada para definir lo que muchos sentimos en este momento. Si bien nuestro país atraviesa por una crisis sin precedentes (por culpa de la pandemia mundial de Coronavirus), el mayor drama durante los últimos cinco meses no sólo ha sido esta patología que tiene al orbe en ciernes, sino que también la dantesca Revolución Terrorista de ultraizquierda que azotó a parte importante del territorio nacional.

El mundo entero ha sufrido por culpa del COVID-19, pero a Chile le ha pegado demasiado fuerte, ya que la mezcla entre el Coronavirus y los cinco meses de terrorismo desatado ha sido una verdadera tormenta perfecta, que al menos en términos económicos es similar a haber tenido una guerra. Y esa es la diferencia actual entre nuestro país y las otras naciones: el resto saben que una vez que termine la crisis por el Coronavirus, podrán volver a ponerse de pie, en cambio los chilenos no se sabemos qué es lo que va a pasar acá.

La pregunta que muchos se hacen es ¿seguirá el terrorismo en Chile una vez que se termine la pandemia de Coronavirus? Seamos sinceros: habría que ser demasiado iluso para creer que sí. Lo más probable es que la Revolución Terrorista vuelva, y con más rabia aún. Porque -y como ya lo dije anteriormente- estos psicópatas de ultraizquierda le encontraron un sentido a la vida gracias a esta Revolución. Ahora ellos saben que pueden poner al país de rodillas gracias a la fuerza bruta, pues descubrieron que pueden ser poderosos sin necesidad de tener dinero: sólo les basta el comportamiento cavernícola para oprimir al resto.

Lamentablemente, los políticos desde ya deberían empezar a planificar todos los escenarios posibles. La cosa se viene fea para el segundo semestre del 2020, y no lo digo precisamente por el Coronavirus. Y esta vez, la toma de decisiones debe ser radical: o se le toma al toro por las astas, o esperamos tranquilamente a que nos pase por encima y nos reduzca a cenizas. Yo al menos, prefiero la primera alternativa.

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