Hay que decirlo: hoy en día apoyar en forma incondicional a la ideología comunista es como cargar sobre las espaldas un verdadero carretón de escombros, y salvo uno que otro fanático, el resto de los izquierdistas prefiere ocultar sus verdaderas intenciones al respecto. Es por eso que a fines de los 90s surge el Neomarxismo, el cual ha tomado una fuerza realmente inusitada durante la última década, no sólo en Chile sino que también en el mundo entero (y principalmente en América Latina).
¿Qué es el Neomarxismo? Dicho en forma sencilla, es la ideología del comunista que por conveniencia reniega del Comunismo, pero inevitablemente defiende todos o casi todos los postulados del Marxismo clásico. Los intereses ocultos del neomarxista para renegar del Comunismo pueden ser variados, pero básicamente se reducen a dos: el primero es un interés electoral, ya que suena mucho más bonito decir que perteneces al Frente Amplio o a Convergencia Democrática que al Partido Comunista. Esos nombres de fantasía usados son comunicacionalmente muy atractivos para atraer a electores de izquierda incautos, que tratan de no quedar como comunistas, para no tener que cargar con el epíteto de "comunachos". Y el otro enfoque que busca el neomarxista es el afán dialéctico, de aparecer con cierta supremacía moral en los debates, de la cual el comunista tradicional adolece: ¿cómo un comunista puede tener la autoridad moral para pretender ser un paladín en materia de Derechos Humanos si su ideología nefasta mató a más de cien millones de personas? Entonces ahí es donde aparece en el baile el Neomarxismo, el cual ha logrado ser un excelente tanque de oxígeno para la ultraizquierda, la cual sabe que su ideología se ahoga si no puede ser capaz de ostentar esa supuesta "supremacía moral" de la que tanto se jactan.
¿Cómo distinguir al Neomarxismo? Es muy fácil, ya que los neomarxistas siempre utilizan nombres de fantasía para denominar a sus movimientos y partidos, usando para ello palabras que son lugar común como "Democracia", Ciudadanía", "Equidad", y últimamente "Dignidad". Así, no es raro en Chile ver el Neomarxismo camuflado detrás de agrupaciones como el Frente Amplio, Revolución Democrática, Izquierda Ciudadana, Movimiento Autonomista, Convergencia Social, Izquierda Autónoma, Partido Dignidad, y un sinfín de otros entes fantasmagóricos que no son más que los apelativos bonitos usados por un excelente y muy elaborado disfraz.
¿Qué otra cualidad tienen los neomarxistas? Muchas veces (no siempre) el neomarxista va más allá, y no sólo reniega del Comunismo, sino que incluso dice "no ser de izquierda". Muchos neomarxistas dicen que ellos "defienden la democracia" y se atribuyen a sí mismos la voz de la ciudadanía, en un acto con verdaderos aires mesiánicos. Si bien dicen no ser de izquierda, sus banderas de lucha siguen siendo las mismas de la izquierda de los años 70s: el enfrentamiento de clases sociales, el odio a la Iglesia, y la abominación por la propiedad privada ajena (no por la de ellos, obviamente).
Algunos autores se refieren al Neomarxismo como "Socialismo del siglo XXI" o "Marxismo Cultural". Yo prefiero usar el nombre Neomarxismo porque es más acertado. El "Socialismo del siglo XXI" está muy manoseado por el desastre que ha significado el Chavismo en Venezuela, y además lo veo como algo más localista de América Latina, mientras que por otro lado el Neomarxismo aparece como más universal (de hecho, Podemos de España también es una agrupación neomarxista). A su vez el "Marxismo Cultural", como su nombre lo dice, es más bien alusivo a la defensa de ciertas banderas de lucha valóricas como lo son el aborto, el matrimonio homosexual, el Feminismo radicalizado (movimientos "feminazis") y el Globalismo (que no es lo mismo que la Globalización). Sin embargo, estas ideas que promueve el denominado "Marxismo Cultural" también son defendidas por parte importante de la centroderecha liberal, la cual bajo ningún parámetro es neomarxista. Por eso mismo que creo que no es acertado poner como sinónimos al Neomarxismo y al Marxismo Cultural.
Sea como sea, hay que ponerle mucha atención al avance de esta ideología en Chile, la cual ya cuenta con logros importantes y palpables. En las elecciones del 2017, la candidata del Frente Amplio obtuvo el 20% de los votos, y eso que ahí no se cuenta el 6 o 7% de la suma de los otros tres candidatos afines a la ultraizquierda que también fueron derrotados en primera vuelta. Es por eso que hay que tener cuidado con el Neomarxismo, ya que muchas personas de derecha se confían diciendo que el Partido Comunista (PC) saca el 5% de los votos y creen que esa es la votación del Comunismo. Pero si sumamos la votación del PC y de los grupos neomarxistas da como resultado que más de un tercio del electorado chileno es de ultraizquierda, y la izquierda chilena cada vez se está radicalizando más. Y eso es lo preocupante: la izquierda cavernaria en Chile crece bajo la batuta del Neomarxismo, esta sigilosa ideología que se camufla disfrazada de oveja, pero que sigue siendo el mismo lobo feroz de los tiempos de la Guerra Fría...
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