Personas afuera de la embajada. |
El pueblo venezolano en fuerte y luchador, pues ha tenido que acostumbrarse -ya sea por la buena o por la mala- a sufrir más de la cuenta. El país que alguna vez fue el más pujante de Sudamérica se ha transformado en un verdadero caos, primero por la ineptocracia neomarxista de Hugo Chávez y en estos últimos siete años debido a la dictadura socialista de Nicolás Maduro.
Qué drama más horrible debe de ser para esta gente el tener que huir de una dictadura socialista despiadada, y llegar a Chile donde de partida hay un clasismo y xenofobia muy marcados dentro de ciertos sectores de nuestra población, y para peor de males ser recibidos por una Revolución Terrorista gestada por orcos de ultraiquierda, y además sufrir todos los embates y consecuencias de la pandemia por el coronavirus. Para ellos todo esto ha sido una verdadera pesadilla, y no puedo más que solidarizar con las penurias que deben sentir ahora estas personas.
Si bien muchos inmigrantes venezolanos que llegaron antes sí han podido adaptarse de una u otra forma a la caótica situación, para quienes arribaron hace poco ha sido aún más difícil. Afortunadamente la Municipalidad de Providencia y el Servicio Jesuita Migrante se han apiadado de ellos y les han brindado algunas soluciones transitorias, ya que la embajada de la dictadura chavista decidió cerrarles la puerta en la cara. No podía esperarse menos de la tiranía comunista de Nicolás Maduro.
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