sábado, 31 de marzo de 2018

Batalla de Idistaviso: La terrible venganza de Roma contra los pueblos germanos

Luego de la brutal masacre sufrida en el bosque de Teutoburgo, los romanos tenían que desquitarse de las tribus bárbaras, por lo que se organizó una expedición con un ejército armado hasta los dientes al mando del estratega Julio César Germánico. 

Durante el año 9 D.C., el Imperio Romano quedó paralogizado luego de la estremecedora y apabullante derrota militar sufrida en los inexpugnables bosques de la Baja Sajonia, donde casi 20 mil soldados fueron masacrados por una organizada horda de germanos, en lo que fue una paliza hasta ese momento sin precedentes.
Una venganza más que cruel.

Así fue como de a poco se fue materializando la idea de realizar una contraofensiva de dimensiones épicas, para penetrar hasta el corazón mismo de las comunidades bárbaras. Para esa cruenta venganza se encargó la empresa sobre los hombros de uno de sus mejores soldados: Julio César Germánico, sobrino (e hijo adoptivo) del emperador Tiberio.

De esta forma, para el año 16 D.C. se había reunido un impresionante ejército conformado por casi 70 mil soldados, conformado por ocho legiones de tropas de elite y más de 30 mil soldados auxiliares. Al otro extremo del bosque germano los esperaban no menos de 55 mil brutales combatientes, entrenados para luchar hasta morir.

Si bien las tribus germanas trataban a toda costa de evitar los choques bélicos a gran escala contra rivales tan poderosos, fue el héroe local Arminio quien los aleonó para enfrentar la batalla más violenta de sus vidas, contra una fuerza eminentemente superior. Fue así como las tropas imperiales penetraron hasta el mismo poblado de Idistaviso, arrasando con todo a su paso, dejando entre las víctimas fatales no sólo a los guerreros teutones sino que también a parte importante de la población civil.

En el campo de batalla se dio un enfrentamiento muy cruel, pero ampliamente favorable al ejército comandado por Julio César Germánico, logrando provocar más de 15 mil bajas entre los bárbaros germanos, los cuales tuvieron que huir para salvar sus vidas. Por contrapartida, las bajas de los legionarios fueron de "a penas" poco más de mil.

Tras esta importante victoria imperial, Julio César Germánico volvió a Roma como un héroe, con una altísima popularidad. Por contrapartida, entre los germanos aumentó la desconfianza contra Arminio, quien unos años más tarde fue traicionado por sus propios familiares quienes le dieron muerte en forma cobarde.

2 comentarios:

Elena dijo...

Que interesante!! Esos hombres de guerra si que son valientes!

Bloguero chileno © dijo...

Gracias por el comentario.... Sí, eran tiempos muy crueles, pero hay que admitir y reconocer también el valor de esas personas.