A diferencia de
muchas otras culturas que han existido, el pueblo araucano tenía como principal
deidad a un ser perverso, el cual controlaba los terremotos, los truenos y
erupciones volcánicas
Al igual que todas las culturas precolombinas que habitaron
América Latina, el pueblo mapuche era politeísta, es decir tenía dentro de su
mitología a una serie de espíritus, siendo casi todos ellos malvados. Esta
característica se condice con la fiereza del guerrero araucano, indígenas de
gran poder bélico que incluso protagonizaron el enfrentamiento más largo que
recuerde la Humanidad: la épica Guerra de Arauco. Es así como dentro de todos
personajes que existieron en su panteón, el principal era el más siniestro de
todos: el Pillán.
El temido Pillán |
El aterrador Pillán era un personaje intimidante, en el cual
los mapuches creían más que con gran devoción, con un profundo temor. Esta
deidad era representada de distintas formas, pero casi todas ellas eran
semejantes a lo que vendría a ser un demonio o una bestia, el cual tenía a los
numerosos cráteres del sur de Chile como su hogar predilecto. De esta forma, el
Pillán utilizaba su enorme poderío para controlar a destajo los fenómenos
naturales mediante los cuales manifestaba el único sentimiento que cabía dentro
de él: la furia. Así, erupciones volcánicas, terremotos, rayos, truenos y
relámpagos eran asociados a esta criatura sobrenatural, a la cual había que
rendirle pleitesía y sacrificios a cambio de una tregua de paz.
Según las creencias de los araucanos, todos sus guerreros
que morían en el campo de batalla, ya fuera durante la Guerra de Arauco o
también en peleas previas cuando ellos mismos conquistaron a otros pueblos
nativos, iban siendo reabsorbidos por el poderoso Pillán, “El Dios del Trueno”.
De esa manera, los grandes líderes, héroes, caciques y toquis (como Lautaro o
Caupolicán) pasaban a formar parte de los volcanes, mientras que los aguerridos
soldados mapuches anónimos que perecían, eran transformados en las nubes, las
cuales escoltaban al atemorizante Pillán.
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