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Un gran presidente, sin dudas... |
La administración Piñera tuvo aciertos y desaciertos. Dentro de lo bueno, el crecimiento económico (que promedió un 5,4%) y la bajísima cifra de cesantía, que es una de las más bajas que se registren en la historia de Chile. Así, y fundamentado en una serie de sólidas metas alcanzadas que se sustentan en cifras concretas, Piñera desde ya es la principal carta presidencial de la derecha pensando en el 2018 (en rigor, 2017 ya que ahí son las elecciones). Sin embargo, espero que el ya ex mandatario haya aprendido una serie de lecciones respecto a errores políticos que no se puede cometer si piensa volver a las lides políticas en un futuro cercano. Si usted me está leyendo, tome nota:
1) El primer error fue que si bien fue electo con el apoyo de un sector que no necesariamente era del bloque histórico de la Alianza, nunca lo incorporó a su gobierno. Está claro que la Alianza (bloque de centro derecha en Chile) no es más del 40% del electorado, por ende si quiere volver a alcanzar la mitad más uno del padrón electoral, necesariamente necesita hacer suyas ideas de centro e incorporar a ese tipo de gente a un hipotético gabinete.
2) El segundo error fue haber sido demasiado inocente y creer que los funcionarios públicos que venían desde los tiempos de la Concertación (sobre todo los llamados "mandos medios") iban a actuar "de buena fe" y se iban a dedicar a hacer bien su trabajo en vez de convertirse en una verdadera "piedra en el zapato" para el gobierno. Para nadie es un misterio que fueron muchos los funcionarios públicos contratados en las administraciones anteriores los que no dudaron en "atornillar al lado contrario" y tratar de joderse al Ejecutivo, con tal de bajarle la popularidad de cara a las encuestas que mes a mes aparecían. Por contrapartida, hartos fuimos los profesionales de derecha que, apenas salió electo Piñera, enviamos nuestro currículum a La Moneda y jamás nos llegó un llamado de vuelta, ya sea por falta de experiencia profesional, o peor aún: por falta de contactos (o "pitutos"). Es decir, si bien muchos cargos en el aparataje estatal fueron ocupados por neta meritocracia, otro buen porcentaje fue por "contactos", y muchos porque ya venían apernados desde los tiempos de Lagos y la propia Bachelet.
3) El tercer error político grave, y tal vez más grosero de todos, fue que en muchas oportunidades Piñera trató de darle en el gusto a la gente más de izquierda, es decir a personas que aunque lo vieran con una polera del Che Guevara o con un tatuaje de Allende igual lo iban a seguir odiando. Piñera jamás fue claro y contundente con quienes en el 2011 pedían "Educación gratis para todo el mundo", nunca les dijo que era una utopía impracticable en un país de ingresos medios como Chile, sino que se fue por las ramas. Eso le costó multitudinarias marchas en su contra y el cargo de dos ministros de Educación (Lavín y Bulnes), pudiendo haber parado ese problema cuando recién era un problemita insignificante. El otro error brutal que cometió, y que más nos dolió a quienes en verdad somos bien de derecha, fue el cierre del Penal Cordillera, para enviar a los presos políticos militares al encierro de Punta Peuco: ese entuerto de carácter político bien podría habérselo dejado a un futuro gobierno de la Concertación, en vez de él meterse en un verdadero "cacho". Esto dividió aún más a la derecha y la centroderecha y generó muchos anticuerpos en quienes sí votaron por Piñera. Y lo peor que esa acción la hizo para caerle bien a la izquierda extrema, quienes igual lo siguieron odiando. Ahí es donde hay que aprender de los errores: en política, el que mucho abarca poco aprieta. No se puede estar bien con Dios y con el Diablo. Una cosa es tratar de incorporar ideas de centro (lo cual es bueno), pero otra muy distinta es tratar de actuar como lo habría hecho un presidente comunista o marxista. Y ojo: este último punto no es un detalle, ya que muchos personas de ultra derecha aún mantienen en incógnita su apoyo a Piñera 2017 justamente por lo que consideran "una afrenta contra la Familia Militar". Ahora la Concertación ya sabe donde apuntar, porque tiene claro que ese sigue siendo un tema sensible que divide a la Alianza entre derechistas y centroderechistas. Tal vez sin quererlo, Piñera se las dio en bandeja.
Para finalizar, hay otro aspecto al cual creo que vale la pena hacer consideración. No es un error político como los anteriores, sino que más bien un aspecto del que se debe aprender de la izquierda: saber comunicar en bloque. Cosa de ver las consignas que usaban: cuando estaban las marchas estudiantiles, TODOS los parlamentarios de oposición hablaban de "Educación Gratuita y de Calidad" como una consigna que sonaba muy bonita, mas sin profundizar en lo que se referían con el "de calidad" ni demostrar en forma empírica como lo harían para hacerla "gratuita" pero en forma perpetua y no mientras dure el auge de la producción de cobre por parte de la minería nacional. Otro eslogan que usó la izquierda fue cuando todos hablaron en bloque de Derechos Humanos para los 40 años del Golpe de Estado en pleno período de carrera electoral, aunque ellos mismos en ese aspecto se pisaban la cola de manera olímpica al criticar al general Pinochet, pero guardar silencio con Fidel Castro o con la admiración que sus patriarcas aún sienten por el criminal Erich Honecker. Y el tercer eslogan que repitieron con una disciplina que ya le gustaría tener a cualquier regimiento fue el concepto de desaceleración económica. Todas las cifras estadísticas hablan por sí solas: el desempeño económico de este gobierno en los últimos cuatro años fue uno de los mejores del mundo, pero aún así la izquierda hablaba de "desaceleración". Sí, es cierto que desaceleración hubo, pero como bien salió a explicar el ministro de Hacienda, una economía no se desacelera sola, sino que reacciona ante estímulos que asfixian la inversión, los cuales justamente fueron que durante el 2013 quien encabezaba lejos las encuestas eleccionarias (Bachelet) proponía una Reforma Tributaria para aumentar groseramente los impuestos, una nueva constitución probablemente basada en una Asamblea Constituyente, y gobernar de la mano de los autodenominados "movimientos sociales" que tuvieron al país de cabeza en el 2011. Así, pensar en que efectivamente hubo una falta de inversión económica, un negativismo financiero y una desaceleración, no tiene nada del otro mundo.
Este es un resumen de como veo yo lo bueno y malo del gobierno de Piñera. O sea, mucho de bueno y poco de malo. Claro que en lo político hubo muchos errores no forzados que hay que ser más fríos a la hora de analizar. En política se debe pensar en el Bien Común, pero no pecar de inocente, sobre todo cuando al frente tienes a tipos como los de la Concertación, los cuales muchos de ellos son verdaderos talibanes que te van a criticar lo que hagas... y también lo que no hagas. Y en un mundo como la política que come y respira de la opinión pública, eso pesa mucho. En fin, espero que para el próximo gobierno de derecha sí me consideren cuando les vaya a dejar mi currículum a La Moneda y no me dejen cuatro años esperando como ahora, con la ilusión que podrían llegar a incluir en su equipo a un periodista y cientista político con muchas ganas pero sin pitutos para ingresar al sector público.
3 comentarios:
Con respecto a la "Bajisima cifra de cesantia" eso es cierto en algunas profesiones pero clarament NO en el periodismo. Por el contrario, con Piñera los periodistas hemos visto nuestra profesion degradarse al limite, con sueldos aun más bajos, altisima cesantia y una estabilidad laboral inexistente.
Imaginate que ni siquiera tú, que eres totalmente pro derecha, has podido tener estabilidad laboral o trabajar en el gobierno. En cuanto a nuestra profesión, no me cabe ninguna duda de que el gobierno de Bachelet va a ser infinitamente mejor, puesto que en todos los anteriores gobiernos de la Concertación a los periodistas les fue mucho mejor que en estos ultimos 4 años.
Daniel. Que el sólo hecho de que todos nuestros compañeros tengan trabajo es una muestra de que hay trabajo para los periodistas. Claro, un periodista no gana mucho, pero eso se debe más bien a patrones inscrupulosos o bien a vicios de la carrera misma. Pero de que hay pega, la hay.
Y no sé si antes era tan así. Ponte, hace unos años atrás había muchos más periodistas trabajando en otras cosas que ahora: algunos que trabajaban hasta de cajeros o de guardias. Ahora, si bien en la mayoría de las partes no pagan más de $500.000, por lo menos trabajan de periodistas.
Eso no es cierto. Casi no hay pega para periodistas y antes habia más. Lo tienen bien claro en el colegio de periodistas.
Ahora, con respecto al gobierno de Piñera, su gran problema fue la falta de confianza que inspira. Por ejemplo lo del cierre del penal, a los de izquierda nos pareció un gesto ultra forzado y para nada autentico. En lugar de congraciarse con nosotros, lo unico que demostro es estar dispuesto a traicionar a sus propios amigos con tal de subir un par de puntitos en las encuestas.
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