domingo, 31 de agosto de 2025

La necesidad de exigir más a los políticos en Chile

Hay que aumentar las exigencias para aquellos ciudadanos que deseen llegar a ocupar cargos públicos en nuestro país.


Congreso Nacional.
En Chile, la política se ha convertido en un terreno donde la experiencia y la preparación parecen ser secundarias. Cada vez más, vemos a jóvenes recién egresados de las universidades ocupando cargos públicos importantes, sin tener la más mínima experiencia laboral relevante. Esto no sólo es preocupante, sino que también es ofensivo, porque pone en riesgo la calidad de la representación y la toma de decisiones en nuestro país.


El problema de la falta de experiencia para ocupar cargos públicos

La realidad es que la política nacional requiere de una comprensión profunda de los problemas complejos que enfrenta nuestra sociedad. Requiere de habilidades de liderazgo, de capacidad para trabajar en equipo y de una visión clara para el futuro. Sin embargo, muchos de los que llegan a cargos públicos no tienen la experiencia necesaria para enfrentar estos desafíos. Los dirigentes estudiantiles pueden tener una buena formación académica, pero carecen de la experiencia laboral y la perspectiva que solo se adquiere con el tiempo y la práctica. Dicho de otra forma, muchos de ellos llegan a hacer su "práctica profesional" al Congreso chileno.


Exigencias mínimas para los cargos públicos

Para cambiar esta vergonzosa realidad, es necesario establecer exigencias mínimas para los cargos públicos. A continuación, detallo los requisitos que creo yo que deberían exigirse para cada cargo político en nuestro Chile:

  • Diputado: Título profesional universitario y 10 años de experiencia laboral después de recibirse.
  • Senador: Título profesional universitario, 10 años de experiencia laboral después de recibirse y haber ejercido un cargo público (diputado, concejal o ministro) por un periodo completo.
  • Alcalde: Título profesional universitario, 10 años de experiencia laboral después de recibirse y haber ejercido un cargo público (diputado, concejal o ministro) por un periodo completo.
  • Ministro: Título profesional universitario y 10 años de experiencia laboral después de recibirse.
  • Concejal: Título profesional universitario y 10 años de experiencia laboral después de recibirse.
  • Presidente: Título profesional universitario, 10 años de experiencia laboral después de recibirse y haber ejercido dos cargos públicos distintos (diputado, senador, alcalde o ministro) por periodos completos.


Beneficios de exigir más

Exigir más a los políticos no sólo beneficiaría a la calidad de la representación, sino que también ayudaría a restaurar la confianza en las instituciones públicas. Los ciudadanos merecen ser representados por personas capacitadas y experimentadas que puedan tomar decisiones informadas y efectivas.

En resumen, es hora de que Chile exija más a sus políticos. La falta de experiencia y preparación en muchos de los que ocupan cargos públicos es un problema grave que debemos abordar. Establecer exigencias mínimas para los cargos públicos es un paso importante hacia una política más efectiva y responsable. Los ciudadanos chilenos merecen lo mejor en los altos cargos públicos... o al menos lo menos malo.

Dolorosa caída en el Monumental: una herida que no deja de sangrar 💔🔵

Universidad de Chile perdió por 1-0 ante Colo Colo, en un duelo en que los azules estuvieron buena parte del encuentro con un jugador menos.


El Superclásico siempre es mucho más que un partido, y esta vez volvió a ser un golpe duro para el corazón azul. Universidad de Chile cayó 1-0 ante Colo Colo en el Monumental, en un duelo que dolió más de la cuenta no sólo por el marcador, sino por la forma en que se escapó un resultado que parecía posible incluso con uno menos.

Triste derrota en cancha del archirrival

Charles Aránguiz.
La previa no fue fácil. La U llegó entre nubarrones, arrastrando la incertidumbre tras los incidentes en Copa Sudamericana y con un ambiente cargado de tensión. Al frente, el archirrival tenía su segundo partido con entrenador provisorio y buscaba un envión anímico. En la cancha, eso se tradujo en un duelo trabado, áspero, con pocas luces pero con toda la presión de una historia que pesa.

La expulsión temprana del defensa Franco Calderón condicionó todo. El equipo universitario debió remar desde el minuto 32 con un hombre menos, y aun así no renunció a la pelea. Felipe Salomoni se atrevió, Lucas Assadi buscó su espacio y Lucas Di Yorio inquietó en la primera parte. El orgullo azul se notaba en cada cruce y en cada pelota dividida ⚔️.

Pero el desgaste le pasó la cuenta el Romántico Viajero. Con el correr de los minutos, el empuje de los azules empezó a chocar contra el físico y contra la presión alba. El experimentado portero Christopher Toselli resistía, la defensa achicaba como podía, y la ilusión se sostenía pese a todo… hasta que Vicente Pizarro, con un derechazo tras un rebote en el travesaño, nos rompió el alma a los 81’. Un mazazo que terminó por sentenciar la historia.

La U se aleja cada vez más del puntero

La derrota duele, claro. Duele porque otra vez el Estadio Monumental nos fue esquivo, duele porque se siente como un paso atrás en la lucha por el título, y duele porque enfrente estaba el rival eterno. Sin embargo, ser de la U no es rendirse ante los golpes. Este club nació para luchar contra la adversidad, y aunque hoy la herida sangra, sabemos que la fe azul es inquebrantable 💙.

En las buenas y en las malas, porque ser de la U no se negocia. Siempre estaremos de pie, incluso después de una desgarradora caída en el Superclásico del fútbol chileno.

viernes, 29 de agosto de 2025

El silencio de los candidatos frente a dos deudas pendientes: estadios y patrimonio

Mientras la permisología frena proyectos deportivos como el estadio de la U, los monumentos quemados en el estallido siguen en ruinas. Dos temas invisibles en la agenda de los aspirantes al sillón presidencial.


Debate presidencial.
En medio de la carrera presidencial, abundan las promesas sobre seguridad, pensiones y crecimiento económico, lo cual es muy bueno para el país. Sin embargo, hay dos materias de alta relevancia nacional que brillan por su ausencia en los discursos: la infraestructura deportiva y la reconstrucción de monumentos históricos dañados durante el horroroso estallido delictual.

Chile, un país sin estadios

El primer punto no es menor. En Chile, levantar un estadio se ha transformado en una verdadera odisea burocrática. La permisología es interminable, tortuosa y agobiante: trámites que se dilatan por años, exigencias ambientales inauditas y poco realistas, y para peor de males una falta de coordinación estatal que termina desincentivando cualquier iniciativa. El caso más emblemático y lamentable es el de Universidad de Chile, que desde hace décadas lucha sin éxito por concretar su anhelado estadio propio. Una institución con millones de hinchas y con un impacto cultural enorme en el país, sigue entrampada en una burocracia paquidérmica, sin que exista voluntad política para facilitar un proyecto que, en cualquier nación con visión de futuro, sería considerado un aporte al deporte, la identidad y la cohesión social.

Monumentos en ruinas por culpa del terrorismo

El segundo tema habla de memoria y dignidad. Iglesias, templos, edificios históricos y obras patrimoniales quedaron reducidos a cenizas en medio de los brutales hechos de violencia de 2019. Que muchos de ellos aún permanezcan en ruinas refleja la indolencia absoluta de parte del Estado frente al patrimonio cultural. Reconstruirlos no es sólo una cuestión estética: implica reafirmar nuestra identidad, nuestro respeto por la historia y nuestra capacidad de sanar heridas colectivas.

Dos deudas pendientes que ningún candidato parece dispuesto a enfrentar. Y, sin embargo, son símbolos del país que podríamos llegar a ser: uno que se toma en serio su futuro, o uno que sigue mirando hacia el lado cuando se trata de temas que también son significativos e importantes.

jueves, 28 de agosto de 2025

Nacionalidad por inversión: ¿una oportunidad para Chile?

Este modelo no es nuevo en el mundo, pero creo que sería bastante bueno tratar de imitar algo similar en nuestro país.


¡Viva Chile!
En un mundo donde la competencia por atraer capital extranjero es cada vez más intensa, Chile tiene la posibilidad de innovar en su marco legal... o al menos eso creo yo. Una idea que acá pongo sobre la mesa es la “nacionalidad por inversión”, un mecanismo que ya existe en países como Estados Unidos, Canadá o Portugal, y que busca entregar derecho a residencia –y también ciudadanía– a quienes apuesten con capitales significativos en la economía local.

Un sistema que ya lo usan algunas potencias

Estados Unidos, por ejemplo, lo aplica desde hace décadas mediante su programa EB-5, que otorga residencia a quienes invierten desde 1 millón de dólares (o 800 mil en ciertas zonas). Si consideramos ese parámetro, la propuesta de aplicarlo en Chile con un umbral de 500 mil dólares no parece desmedida, considerando que nuestra economía difícilmente podría competir con la norteamericana. De hecho, hacer esto en nuestro país podría transformarse en una política concreta para atraer proyectos en áreas como el turismo, la innovación tecnológica, la energía limpia o la diversificación productiva.

La Constitución y las leyes chilenas de nacionalidad y extranjería ya reconocen distintos criterios para acceder a la ciudadanía: residencia, tiempo de permanencia legal, conducta intachable y arraigo con Chile. Sumar la inversión como otro elemento alternativo no significaría desnaturalizar el sistema, sino ajustarlo a las exigencias de una economía que necesita nuevas fuentes de dinamismo.

Un interesante debate político y jurídico

Por supuesto, el debate jurídico-político no es menor. Habrá quienes cuestionen si esto vulnera el principio de igualdad ante la ley. Pero conviene recordar que el Estado ya establece incentivos diferenciados en materia tributaria, aduanera o habitacional, precisamente porque reconoce que ciertos aportes generan un beneficio mayor a la sociedad. ¿Por qué no pensar lo mismo respecto a quienes, además de traer capital, generan empleo y redes de desarrollo dentro de una economía que requiere con urgencia de nuevos inversionistas?

Eso sí, el modelo debe cuidarse de caer en lo que algunos países hicieron mal: “vender pasaportes” sin exigencias de inversión real. Chile, con su institucionalidad sólida, puede establecer condiciones estrictas y transparentes, exigiendo que los capitales se traduzcan en proyectos tangibles y de impacto profundo.

Una herramienta para fomentar la inversión en Chile

Más que un atajo migratorio, se trata de una herramienta de política económica. Una fórmula para fortalecer la inversión, generar empleo y, de paso, ofrecer un reconocimiento jurídico a quienes creen en nuestro país.

Y aquí es donde la derecha debe asumir un rol claro y potente: no se puede seguir atrapados en un discurso xenófobo y proteccionista que sólo mira la migración desde la óptica del orden público. Hay inmigrantes buenos y malos, y además hay otros que además de ser buenos podrían ayudar con fuerza a levantar nuestra alicaída economía.

La migración también puede ser motor de crecimiento, siempre que se ordene bajo criterios de mérito, aporte y responsabilidad. Mientras la izquierda insiste en regulaciones ambiguas y trabas ideológicas, corresponde a la centroderecha levantar propuestas concretas que den certezas, orden jurídico y generen desarrollo a la nación.

Chile necesita audacia, pero también realismo. Si queremos un país competitivo, que vuelva a crecer con fuerza y sin complejos, debemos abrirnos a ideas como la nacionalidad por inversión. No es regalar ciudadanía: es premiar a quienes de verdad deciden jugársela por Chile.

Chile y el fantasma persistente del comunismo

Nuestro país es una triste excepción a nivel mundial.


100% anticomunista.
El comunismo, esa ideología perversa que en el siglo XX se disfrazó de justicia social pero que en la práctica sólo dejó pobreza, represión y sociedades fracturadas, cayó hace más de tres décadas en Europa del Este. La caída del Muro de Berlín no fue sólo el derrumbe físico de un muro de concreto, sino la prueba irrefutable del fracaso de un sistema nefasto que ahogaba libertades, perseguía ideas disidentes y reducía al ser humano a un engranaje obediente de un Estado totalitario. Sin embargo, mientras el mundo civilizado le dio sepultura a ese aparatoso dinosaurio ideológico, Chile insiste en mantenerlo vivo en sus aulas, en ciertos sectores políticos, e incluso en el corazón mismo de los entes gubernamentales.

Basta mirar lo que sucede en muchos colegios y universidades: en lugar de formar ciudadanos críticos, se inculca una visión sesgada de la historia, donde la narrativa heroica que la izquierda pretende atribuirle al comunismo se repite como dogma, y cualquier intento de pensamiento distinto es estigmatizado como reaccionario o “facho”. Ese adoctrinamiento no es inocente, responde a una estrategia planificada que busca sembrar en las nuevas generaciones una idea muy simple: que el Estado debe resolverlo todo y que la iniciativa individual es sospechosa por definición... y ni hablar cuando se habla de la historia de Chile, donde se beatifica al inepto de Salvador Allende y se demoniza todo lo realizado por el Gobierno Militar.

Chile, la oveja negra

El problema en Chile es estructural y profundo. Se nos prometió absurdamente que con la democracia vendría la alegría, pero la izquierda se encargó de convertir esa promesa en un espejismo. los gobiernos de Michelle Bachelet y ahora Gabriel Boric solo han demostrado que la absurda receta del mal llamado "progresismo" conduce a la frustración. Y cuando la frustración se acumula, la izquierda extrema sabe aprovechar el terreno para vender su viejo producto: más Estado, menos libertad... y más odio y resentimiento social entre sus fanáticos termocéfalos.

El Partido Comunista en Chile nunca ha renunciado a su proyecto de dominación total. Al contrario, lo camufla en discursos de igualdad y derechos sociales mientras extiende sus redes en la educación, en los gremios y en las instituciones culturales. Ese es el verdadero peligro que amenaza a nuestro país: no un comunismo que gane elecciones de manera aplastante —algo improbable en la actualidad—, sino un comunismo que penetre silenciosamente en la formación de las nuevas generaciones, moldeando mentes para aceptar sin cuestionar.

Mientras otros países superaron el comunismo, Chile sigue entrampado

No podemos mirar hacia Europa y sentirnos inmunes. Allá el comunismo murió porque la sociedad civil entendió su carácter destructivo. Aquí, en cambio, seguimos tolerando que se repita la historia en nombre de una supuesta justicia social. Chile no necesita más experimentos fallidos, ni menos niños convertidos más en activistas que en estudiantes. Necesitamos modernizar nuestro sistema político, sí, pero también blindar nuestra educación del adoctrinamiento político de ultraizquierda que hoy amenaza con perpetuar un modelo ideológico que el resto del mundo ya desechó como un error histórico.

El desafío de la derecha, y de todos los que creemos en la libertad individual y el mérito personal, es enfrentar con decisión este intento de resucitar dinosaurios ideológicos. Porque si no lo hacemos, corremos el riesgo de retroceder décadas en vez de avanzar hacia un país más libre y próspero.

Fuerte y claro: no más comunismo.

viernes, 22 de agosto de 2025

Comunicado oficial de Club Universidad de Chile por la golpiza a un grupo de hinchas por parte de una turba de energúmenos de Independiente

La golpiza brutal e inhumana sufrida por nuestros hinchas la noche del 20 de agosto en el estadio Libertadores de América será recordada como uno de los capítulos más violentos de la historia del fútbol.

La "U".
Una vez que CONMEBOL canceló el partido por falta de garantías del equipo organizador y de las autoridades locales, nuestro Club se enfocó en conocer la situación de nuestros fanáticos afectados.

En medio de rumores sobre muertes y sin información oficial de parte de las autoridades, una comitiva encabezada por el presidente Michael Clark y el gerente general Ignacio Asenjo, recorrió de madrugada los tres hospitales de la zona de Avellaneda y Sarandí donde fueron derivados nuestros seguidores. Gracias a eso se pudo comprobar que, por un milagro, no hubo víctimas fatales.

Viajó en la madrugada del jueves desde Santiago el director José Ramón Correa, con el objetivo de brindar el apoyo legal que le estamos dando en este momento a las víctimas. Cuando nuestra delegación deportiva regresaba a Santiago, el equipo de dirigentes y ejecutivos fue nuevamente a visitar los hospitales Fiorito, Presidente Perón y Wilde, donde recibieron noticias alentadoras. De los 19 hospitalizados, 16 habían sido dados de alta y el paciente con riesgo vital pasó a cuidados intensivos gracias a una notable mejoría tras una operación por fractura de cráneo.

También se constató la situación de los hinchas detenidos en la tercera y cuarta comisarías de Avellaneda, en donde también agradecemos y valoramos la enorme ayuda brindada por la cónsul chilena en Buenos Aires, Andrea Concha.

El Club le ha transmitido a los medios de comunicación todos los detalles sobre la identidad de los hinchas detenidos y lesionados para que los familiares y cercanos de estos tengan certeza ante la escasa información oficial.

Tal como lo ha dicho nuestro presidente en sus diversas vocerías hoy, lo deportivo pasa a un segundo plano cuando hay vidas humanas comprometidas. Cuando se resuelvan las situaciones que afectan a nuestra gente, se verán los temas deportivos en donde la U hará todo lo posible porque prime la justicia, se castigue con todo el rigor de la ley a los violentos y se sancione a quienes no cumplieron con el deber de organizar adecuadamente un partido.

El jueves a mediodía hubo una reunión con el embajador José Antonio Viera-Gallo, a quien se le agradeció por las gestiones hechas y se le transmitió el agradecimiento de la U al gobierno por las acciones tomadas, incluido el viaje del ministro del Interior, Álvaro Elizalde, en favor de nuestros hinchas.

A través de registros ampliamente difundidos por medios de comunicación y redes sociales se aprecia nítidamente la falta absoluta de resguardo por parte del club organizador y la policía, quienes en ningún momento garantizaron la seguridad de nuestros hinchas y nuestra delegación.

Hubo hinchas de Independiente que ingresaron sin obstáculos al sector destinado a la visita, atacando a los pocos seguidores azules que permanecían ahí. Se registraron hechos de extrema violencia e inhumanidad, imposibles de detallar en este comunicado por su crudeza. También destrozaron los vidrios de nuestro bus e intentaron ingresar al camarín para agredir a nuestros jugadores. Nos llama la atención que, con las crudas imágenes de violencia que han circulado en todos los medios, haya un centenar de hinchas chilenos detenidos y ningún agresor de la parcialidad local.

Como Club siempre hemos condenado la violencia. Nuestra preocupación en estos momentos sigue enfocada en todas las personas que se vieron afectadas, en ayudar a que haya justicia y que la barbarie de Avellaneda no se produzca nunca más.