Este bólido de Chevrolet es considerado como uno de los diseños más impactantes dentro del mundo tuerca en todo el siglo XX.
Mako Shark II (abajo), |
Presentado en el Salón del Automóvil de Nueva York de 1965, este prototipo se erigió como el puente entre el estilo futurista y la potencia bruta, adelantando lo que sería, apenas tres años después, la tercera generación del Corvette: el inolvidable C3.
Inspiración marina y líneas de avanzada
El Mako Shark II tomó su nombre —y su espíritu— del escualo más veloz del océano. Su diseño con aspecto de tiburón se inspiró tanto en el Mako Shark original de 1961 como en el Stingray XP87 de 1959, dos conceptuales que ya habían hecho girar cabezas en años anteriores. Sin embargo, el Shark II fue más allá. Su carrocería, con un largo morro puntiagudo, curvas musculosas y una agresiva caída tipo fastback, anticipaba una estética más audaz y aerodinámica, algo nunca antes visto en el mundo automotriz.
El diseño no era solo provocativo; era también funcional. Contaba con faros retráctiles, un techo escamoteable y un alerón trasero móvil, elementos que no sólo desafiaban la técnica de la época, sino que introducían una noción de dinamismo hasta entonces reservada a la aviación.
Dos caras del mismo depredador
Chevrolet concibió dos versiones del Mako Shark II. La primera, una versión estática, era puramente una pieza de exhibición: incluía detalles tan llamativos como tuberías laterales cuadradas y un volante también cuadrado, más propios de una película de ciencia ficción que de una línea de producción.
La segunda versión, en cambio, era plenamente funcional. Presentada en el Salón del Automóvil de París de 1965, esta variante operativa montaba un poderoso motor 427 Mark IV, un V8 que más tarde impulsaría al Corvette C3. Su diseño era más sobrio y realista, aunque mantenía el dramatismo visual y el alerón retráctil como firma de estilo.
De concept a ícono
La influencia del Mako Shark II en el Corvette C3 no fue sutil: definió su silueta por completo. Desde su lanzamiento en 1968 y hasta 1982, el C3 adoptó muchas de las líneas maestras del concept, marcando una era dorada para la marca y estableciendo un lenguaje visual que aún hoy resuena en la memoria colectiva.
Pese a que el prototipo original fue desmontado tras su gira por los salones internacionales, su legado perduró. Años después, el modelo fue renombrado "Manta Ray", en una versión ligeramente modificada. Y como todo mito merece una segunda vida, el suizo Hanspeter Boehi construyó una réplica funcional, devolviendo a las calles el rugido del tiburón.
Un tiburón que sigue mordiendo
El Mako Shark II no sólo fue una obra maestra del diseño automotriz de los años 60. Fue una muestra de cómo un prototipo puede traspasar su condición efímera y convertirse en el molde de un ícono. Su audacia, su estética marina, y su impacto en la historia del Corvette lo sitúan, sin discusión, como uno de los concept cars más influyentes del siglo XX, y probablemente como uno de los autos más espectaculares de la historia.
En un mundo donde lo conceptual muchas veces queda en papel o en vitrina, el Mako Shark II nadó contracorriente y dejó una huella imborrable en la carretera de los grandes bólidos que alguna vez existieron.
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