lunes, 30 de junio de 2025

El Coliseo romano: ¿un estadio moderno de la antigüedad?

En su tiempo, el Coliseo fue el estadio más grande del mundo, con una capacidad de hasta unas 80 mil personas paradas.

Coliseo romano.
El Coliseo romano, también conocido como Anfiteatro Flavio, es uno de los mayores logros arquitectónicos de la historia de la humanidad. Construido en pleno corazón de Roma bajo el mandato de los emperadores Vespasiano y Tito, su edificación comenzó en el año 72 d.C. y fue inaugurada en el 80 d.C. con cien días de juegos que incluyeron combates de gladiadores, caza de animales salvajes e incluso simulacros de batallas navales.

Durante siglos, fue el mayor recinto de espectáculos del mundo, con una capacidad estimada entre 50.000 y 80.000 espectadores, según distintas fuentes clásicas y estudios arqueológicos. Su función principal era albergar eventos de masas, en una estructura que —por su particular diseño— puede ser considerada el antecesor directo de los estadios deportivos contemporáneos.

¿Cuántas personas cabrían con butacas modernas?

El diseño original del impresionante Coliseo romano contaba con graderías de piedra divididas por clases sociales, y con espacios donde muchos espectadores asistían de pie, especialmente en los niveles superiores. Sin embargo, si se respetara el perímetro original pero se instalaran butacas individuales como las que vemos hoy en los estadios modernos, la capacidad se reduciría considerablemente.

Dado que cada espectador moderno requiere entre 0,5 y 0,7 metros cuadrados para estar sentado cómodamente (incluyendo pasillos, accesos y separación entre filas), el aforo actual del Coliseo sería de aproximadamente 35.000 a 45.000 personas. Esto lo pondría a la par de estadios como el Allianz Parque de São Paulo, el Estadio de la Cerámica en Villarreal o el Allianz Riviera en Niza.

¿Cabe una cancha de fútbol en su interior?

La arena del Coliseo —el espacio central donde se desarrollaban los más diversos espectáculos— medía 86 metros de largo por 54 de ancho, una superficie impresionante para su época. Sin embargo, es insuficiente para una cancha de fútbol profesional, que debe tener un mínimo de 100 metros de largo por 64 de ancho según los estándares de la FIFA.

Aunque algunos han fantaseado con imaginar partidos modernos en su interior, la realidad es que una cancha completa no cabe en el Coliseo, ni siquiera desmontando las estructuras subterráneas que hoy afloran tras siglos de excavaciones.

Un diseño adelantado a su tiempo

El Coliseo contaba con más de 80 accesos que permitían evacuar a decenas de miles de personas en pocos minutos. La organización del espacio estaba cuidadosamente pensada: zonas exclusivas para senadores, aristócratas, plebeyos y mujeres, cada una con su acceso independiente, techumbre retráctil (velarium) para sombra, y un sistema de pasillos, escaleras y rampas que inspiraría siglos más tarde la construcción de teatros, circos y estadios.

Incluso disponía de un sistema de elevadores y trampillas que permitía hacer aparecer animales o gladiadores desde el subsuelo, un mecanismo comparable en concepto a los que hoy se utilizan en estadios con césped retráctil o increíbles estructuras escamoteables.

Un ícono maravilloso de "la ciudad eterna"

Tras la caída del Imperio Romano, el Coliseo fue usado como cantera de piedra, fortaleza y hasta vivienda improvisada. Aun así, ha resistido terremotos, saqueos y el paso de casi dos milenios. Hoy es uno de los monumentos más visitados del mundo, símbolo del genio constructivo romano y de la durabilidad de sus impresionantes infraestructuras.

A pesar de su milenaria antigüedad, el Coliseo romano sigue siendo una referencia clave en la historia de la arquitectura pública y deportiva. Si se construyera hoy, con los mismos principios de diseño, pero con materiales modernos, seguiría siendo considerado un estadio de categoría mundial.

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