domingo, 23 de junio de 2024

Nuestro país necesita un Estadio Olímpico: Una oportunidad de oro para la Universidad de Chile

Nuestro país ha decidido postular a los JJOO del 2036, pero lo hace sin un estadio que cumpla los parámetros que exige el Comité Olímpico Internacional. Sin embargo, la solución para ello podría a la vez ser la solución para el gran anhelo de los hinchas del equipo del chuncho.

Estadio Olímpico de Bakú.
Chile se encuentra en una encrucijada crucial en su desarrollo deportivo y urbano. La necesidad de un estadio olímpico de estándares mundiales se ha vuelto imperativa, especialmente tras el anuncio del Presidente Gabriel Boric sobre la postulación de Chile para ser sede de los Juegos Olímpicos de 2036. Paralelamente, la Universidad de Chile, uno de los clubes más importantes y populares del país, sigue buscando con ilusión un terreno para edificar su tan ansiado estadio propio, un sueño que sus hinchas han mantenido vivo por más de 80 años. La solución a estos dos problemas puede ser conjunta y beneficiosa para ambas partes.

Chile ha demostrado su capacidad para organizar eventos deportivos de gran envergadura, como la Copa América 2015 y los Juegos Panamericanos 2023. Sin embargo, la falta de un estadio con capacidad y modernidad suficientes para albergar competiciones globales ha sido un obstáculo significativo. El Estadio Nacional, con su capacidad para 49 mil espectadores, no cumple con las exigencias del Comité Olímpico Internacional, que requiere un aforo mínimo de 65 a 70 mil personas. Además, su estatus de monumento histórico impide su expansión. Es por esto que la solución imperiosa parece tan obvia como desafiante: levantar un nuevo coloso, mucho más grande y moderno que el histórico reducto de Ñuñoa.

Por otro lado, la Universidad de Chile sigue luchando ansiosamente por tener su propio estadio. Las dificultades para conseguir la autorización municipal han sido un impedimento constante, y una verdadera pesadilla para su afición, reflejando una actitud anti-fútbol de parte de las autoridades políticas, la cual contrasta con la pasión de millones de hinchas. En este contexto, una colaboración público-privada surge como la solución más viable y eficiente.

Propuesta integral: Un Estadio Olímpico y el sueño de la "U"

La propuesta es clara y directa: construir un estadio olímpico que también sirva como el estadio propio de la Universidad de Chile. Este proyecto no solo cumpliría con las exigencias de un evento de la magnitud de los Juegos Olímpicos, sino que también realizaría el tan ansiado anhelo de los hinchas de la "U". Sin embargo, este plan requiere de la colaboración de diferentes actores, incluyendo el gobierno, los municipios y el sector privado.

Ubicación estratégica: Cerrillos y Parque O'Higgins son los mejores lugares

La elección del terreno es crucial. Dos ubicaciones dentro del radio urbano de Santiago se perfilan como las más adecuadas: el Parque Cerrillos y el Parque O'Higgins. Este último, en particular, se volverá disponible tras la reubicación de Fantasilandia. Ambas ubicaciones ofrecen accesibilidad y una infraestructura de transporte adecuada, lo que es esencial para un estadio de tales dimensiones. Optar por ubicaciones periféricas como Melipilla, Curacaví o Til Til, aunque posibles, complicaría la logística y el acceso.

Financiamiento: Una colaboración público-privada con capitales internacionales

La construcción de un estadio de esta envergadura requiere de un financiamiento significativo. La Universidad de Chile, mediante su concesionaria, no dispone de los fondos necesarios, y el Estado, por sí solo, tampoco puede ni debe asumir este costo. Por lo tanto, la solución más práctica es la colaboración con una empresa privada de gran calibre mediante el sistema de "naming rights". Esta estrategia, ampliamente utilizada en Europa y Estados Unidos, permitiría que una multinacional financie la construcción a cambio de los derechos de nombre del estadio. Así, la "U" tendría su estadio, Chile su coliseo olímpico y la empresa privada ganaría en publicidad y prestigio.

Un estadio multifuncional y seguro: Uno de los objetivos centrales

Aunque la Universidad de Chile no necesite una pista atlética para sus partidos de fútbol, la inclusión de esta infraestructura sería beneficiosa. No solo aumentaría la seguridad al alejar a los hinchas del campo de juego, sino que permitiría instalar una pista atlética desmontable para los Juegos Olímpicos. Después del evento, esta pista podría ser removida, dejando espacio para otras actividades o para instalar nuevamente una pista en el futuro. Esto haría que sea un coliseo amplio, pero también funcional y mucho más seguro.

Desafíos y prejuicios: Delincuencia y seguridad pública

Uno de los argumentos habituales en contra de la construcción de un estadio para la "U" es la seguridad pública. La delincuencia ha aumentado mucho en Chile durante el último tiempo, pero culpar a un equipo de fútbol por esto es injusto. La verdadera causa de que nuestro país esté lleno de antisociales es la ineficacia del sistema judicial y legislativo. Si los políticos, jueces y fiscales realmente hicieran su trabajo, los delincuentes estarían tras las rejas y no causando problemas en los estadios.

La seguridad no debe ser una excusa para frenar este proyecto. Con la visión adecuada y una voluntad política firme, Chile sí puede construir un estadio que no sólo cumpla con los estándares internacionales, sino que también brinde un hogar a uno de sus clubes más populares del país y de toda Sudamérica.

Visión de futuro, el requisito necesario para dar el paso adelante

La construcción de un estadio olímpico que también sirva a la Universidad de Chile es una oportunidad única para nuestro país. Este proyecto no sólo resolvería dos problemas de larga data, sino que también posicionaría a Chile como un país capaz de organizar eventos deportivos de primer nivel. Con visión, colaboración y determinación, este sueño puede convertirse en una realidad, beneficiando a todos los chilenos y haciendo historia en el deporte nacional.

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