jueves, 28 de septiembre de 2023

Contribuciones: Un robo perpetuo

En momentos en que en Chile se debate sobre el borrador que está redactando el actual Consejo Constituyente, el cual afortunadamente está dominado por políticos del Partido Republicano y de Chile Vamos, vale la pena salir al paso para defender una de las propuestas más plausibles que se ha escuchado hasta ahora: la supresión del cobro de contribuciones a la primera vivienda, o vivienda principal. 

No a las contribuciones.
Chile está inmerso en un histórico proceso de cambio constitucional, marcado por intensos debates y decisiones trascendentales. Uno de los temas que ha capturado la atención pública es el reciente voto del Consejo Constituyente para suprimir el siempre repudiable cobro de las contribuciones a la primera vivienda. De hecho, sería aún mejor suprimir las contribuciones en su totalidad, pero al menos esta propuesta claramente ya es un avance importante. La medida planteada por dicho organismo, que es acogida con alivio por muchos, plantea una pregunta crucial sobre la justicia de un impuesto que ha sido, durante mucho tiempo, objeto de críticas: ¿son las contribuciones un robo perpetuo disfrazado de impuesto? Yo creo que sí. 

Un robo que dura para toda la vida, hasta el día que te mueras

Las contribuciones, un impuesto territorial que recae principalmente sobre la propiedad inmobiliaria, han sido una carga financiera constante para miles de chilenos. A lo largo de sus vidas, los ciudadanos ven con angustia como una porción considerable de sus ingresos destinados a pagar este tributo, que se presenta como un requerimiento necesario para financiar los servicios públicos. Sin embargo, la percepción generalizada por parte de los afectados es que las contribuciones se han convertido en un gravamen incesante, una especie de robo perpetuo disfrazado de obligación cívica.

La propiedad de una vivienda no solo es un activo financiero, sino también un símbolo de seguridad y estabilidad para las familias chilenas. En un contexto en el que la vivienda se ha vuelto cada vez más inaccesible para amplios sectores de la sociedad, el derecho a poseer una vivienda se considera fundamental. Es en este marco ético que las contribuciones adquieren un matiz problemático, y peor aún: abusivo.

¿Qué se recibe a cambio de pagar las contribuciones durante toda la vida? 

El impuesto sobre la propiedad, a lo largo de los años, ha gravado a las personas por algo que ya les pertenece, es decir, su hogar. Esto plantea una pregunta legítima: ¿por qué se grava a las personas por tener un lugar donde vivir, un lugar que es esencial para su bienestar y el de sus familias? Y peor aún: ¿reciben un beneficio a cambio quienes pagan sus contribuciones, aparte de evitar por otros tres meses más que llegue el Estado y les expropie vilmente su propia casa o departamento?

La supresión de las contribuciones a la primera vivienda por parte del actual Consejo Constituyente es un paso positivo hacia la justicia tributaria en Chile. Sin embargo, este debe ser el inicio de una discusión más amplia sobre la reforma fiscal y la revisión de otros impuestos que también podrían considerarse igualmente injustos o regresivos, como lo es el caso del IVA a los medicamentos o a los alimentos básicos. 

Una injusticia tremenda para miles de chilenos

En lugar de gravar a los propietarios por el simple hecho de ser dueños de una vivienda, deberíamos explorar alternativas fiscales que no perjudiquen la estabilidad de las familias chilenas ni limiten su capacidad para acceder a la vivienda. La búsqueda de un sistema tributario más equitativo debe ser uno de los principales objetivos en la nueva Constitución. Y ya que hablamos de la Constitución, es en esta instancia donde debería de estar consignado que el Estado bajo ninguna circunstancia pudiese expropiarle a alguien su propia morada, y si lo hace, que sea pagando en retribución su valor comercial (y en efectivo). 

El debate sobre las contribuciones y su papel en la vida de los chilenos es un reflejo de la lucha por la justicia y la igualdad en la sociedad. Si bien la supresión de las contribuciones a la primera vivienda es un paso en la dirección correcta, debemos seguir cuestionando y reformando un sistema tributario que ha sido percibido por muchos como un robo perpetuo. La nueva Constitución es la oportunidad perfecta para repensar nuestros impuestos y buscar un equilibrio justo entre las necesidades del Estado y los derechos de los ciudadanos. Chile se encuentra en un momento crucial de su historia, y es responsabilidad de todos contribuir a un futuro más equitativo y próspero para las generaciones venideras, para un futuro donde de partida el Estado no nos robe nuestra propia vivienda.

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