domingo, 16 de julio de 2023

La hipocresía política de la izquierda opaca la conmemoración de los 50 años del Pronunciamiento Militar

El Presidente Gabriel Boric llamó a la unión política para condenar el Pronunciamiento Militar de 1973 en Chile, el cual en su momento permitió la caída de la ineptocracia marxista de Salvador Allende. Afortunadamente, su absurda propuesta fue rechazada por figuras de la oposición. ¿Es posible lograr consensos cuando la hipocresía política y la falta de autocrítica marcan la conmemoración de los 50 años de este destacado episodio histórico? Es importante hacer una reflexión mucho más profunda sobre los desafíos para buscar una reconciliación nacional definitiva, en medio de profundas divisiones ideológicas y políticas.

Presidente Gabriel Boric.
En el contexto de su gira presidencial por Europa, el Presidente Gabriel Boric ha puesto el foco en la conmemoración de los 50 años del Pronunciamiento Militar de 1973 en Chile, o "Golpe de Estado" como le dice despectivamente la izquierda chilena. Durante una entrevista con Radio Ser de Madrid, el controvertido mandatario hizo un llamado a la unión política para que todas las fuerzas políticas condenaran este  polémico episodio de la historia chilena, que hasta el día de hoy sigue dividiendo transversalmente a nuestra sociedad. Sin embargo, su propuesta fue rechazada por una mayoría abismante de figuras dentro de la oposición.

Me genera un profundo resquemor la forma en que se aborda este delicado tema, donde la izquierda y la ultraizquierda quieren imponer su visión histórica casi sin contrapeso, lo que es una hipocresía absoluta de su parte. Los comunistas, socialistas e ideologías aliadas llevan 50 años defendiendo a terroristas, y nadie dice nada al respecto. Ellos nunca han hecho un mea culpa por victimizar a los violentistas del MIR, GAP, FPMR y Mapu Lautaro, y de hecho no piensan dar su brazo a torcer. Esa gente sólo quiere forzar al resto a ver la historia nacional con sus propios ojos, en una forma absolutista y totalitaria. 

La hipocresía política de la extrema izquierda se ha convertido en un obstáculo para alcanzar la reconciliación nacional en la conmemoración de esta fecha trascendental. La centroderecha sí ha hecho gestos concretos para la reconciliación nacional, pero la izquierda no ha hecho nada para ello. De hecho, todo lo contrario. El Presidente Boric, al llamar a la unión política y la condena del Pronunciamiento Militar, falsamente busca presentarse como un líder conciliador. Sin embargo, la falta de autocrítica de la extrema izquierda chilena respecto a su propio rol en aquellos años oscuros plantea una contradicción evidente.

La derecha y la centroderecha han rechazado la propuesta de Boric, argumentando que primero debería haberse hecho un "mea culpa" por parte de la izquierda y la extrema izquierda; y me parece muy bien que así sea. La izquierda chilena ha tendido a presentar a ciertos grupos armados y paramilitares (MIR, GAP, FPMR y Mapu Lautaro) como "víctimas" en lugar de condenar las acciones de esos mismos terroristas durante, durante y después del Pronunciamiento Militar. Esta falta de reconocimiento de su responsabilidad en aquellos hechos históricos genera un clima de desconfianza y tensión política. 

La conmemoración de los 50 años del Pronunciamiento Militar debería de ser una oportunidad para reflexionar sobre el pasado, reconociendo las responsabilidades compartidas de todos los actores políticos. La falta de autocrítica y la negación de la propia participación en aquellos eventos sólo perpetúa las divisiones y dificulta el camino hacia una reconciliación genuina. Si se va a hacer una autocrítica, debe ser de todos los lados, no sólo desde uno en particular... que eso es lo que desean Boric y la extrema izquierda.

Es cierto que en Chile existen diferencias ideológicas y políticas profundas, pero no podemos permitir que la hipocresía nos impida avanzar como sociedad. Condenar todo lo que incidió en que se provocara el Pronunciamiento Militar es un paso importante para honrar la memoria de todos nuestros compatriotas. Y para eso es importante partir de una base concreta: el quiebre de la democracia en Chile ocurrió muchísimo antes del 11 de septiembre de 1973.

Resulta imperioso trabajar hacia una sociedad más justa y democrática, que mire más hacia adelante que hacia atrás, y para eso tenemos que admitir que existen diferencias profundas, y a esas personas no podemos obligarlas a opinar tal como opinamos nosotros. Debe haber un sincero esfuerzo por reconocer nuestras propias faltas y buscar puntos de encuentro que nos permitan avanzar hacia la tan ansiada reconciliación nacional.

La historia de Chile está marcada por episodios dolorosos y complejos, y cada uno de los sectores políticos tuvo su cuota de responsabilidad en los eventos que llevaron al Pronunciamiento Militar. La hipocresía política sólo nos aleja de la reconciliación y nos mantiene atrapados en un círculo vicioso de confrontación. Es momento de superar nuestras diferencias y trabajar juntos para construir un país más unido y comprometido con los valores democráticos. Solamente así podremos honrar la memoria de quienes sufrieron las consecuencias de aquellos tiempos, y mirar hacia un futuro de paz y justicia para todos.

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