A menos de un año de la elección, aún no hay un candidato que logre despegarse del resto en las encuestas y predicciones.
Nunca antes había pasado desde 1990 a la fecha que a menos de un año de una elección presidencial aún no haya un candidato que logre destaparse y alejarse del resto, y mostrarse a sí mismo como el claro favorito para llegar al sillón de La Moneda. Esta es la primera vez que sucede algo así.
De hecho, de todos los precandidatos que han surgido hasta ahora, la gran mayoría ni siquiera tienen asegurada su presencia en la papeleta presidencial del domingo 21 de noviembre. Es más: el único de los que actualmente son postulantes y que se sabe que sí o sí estará en dicha papeleta es José Antonio Kast, pues representará al Partido Republicano que va por fuera del pacto Chile Vamos. Todo el resto deberán superar las primarias si es que realmente quieren ser una opción concreta. Y ninguno de ellos la tendrá fácil.
En la centroderecha hasta ahora el favorito en las encuestas es Joaquín Lavín (UDI), un postulante que ya estuvo dos veces en elecciones presidenciales, siendo derrotado en ambas (1999 y 2005). Sin embargo, las elecciones primarias son un mundo aparte, donde en verdad ahí puede pasar cualquier cosa. Esto es debido a la naturaleza misma de las primarias, donde ahí vota mayoritariamente el electorado duro y más ortodoxo de cada sector, por lo cual tienden a ganar los candidatos que más fielmente lo representan. Bajo esa perspectiva, no sería raro imaginarse una derrota del ex alcalde de Las Condes ante Evelyn Matthei (UDI). E incluso, tampoco puede ser descartable que Sebastián Sichel (independiente de centro liberal) dé la sorpresa y logre imponerse, debido a que muchas personas de centroderecha podrían apelar al llamado "voto útil", mirando de reojo las opciones en una hipotética segunda vuelta. Como cuarta opción aparece Ignacio Briones (Evopoli), y en el último lugar de todos ellos figura por lejos la opción de Mario Desbordes (RN), ya casi sin posibilidades.Por otro lado, en la izquierda el conflicto es aún mayor. Ni siquiera se sabe si habrá una o más primarias. Antes todo parecía indicar que habría una elección interna entre los tres postulantes de la Nueva Mayoría, como lo son Heraldo Muñoz (PPD), Ximena Rincón (DC) y Paula Narváez (PS), pero ahora no se sabe si ese comicio finalmente se va a realizar, ni menos si se va a expandir a postulantes de la ultraizquierda, en concreto al comunista Daniel Jadue, ni menos a un eventual candidato de los neomarxistas del Frente Amplio (donde Gabriel Boric y Pamela Jiles corren con ventaja). Y la otra alternativa sería ahí hacer una primaria entre los tres aspirantes de la Nueva Mayoría y otra entre los tres de la ultraizquierda, pero hasta ahora no hay nada acordado al respecto.
Es así como lo vengo diciendo: en estas elecciones presidenciales de fin de año cualquier cosa puede pasar. Sólo nos queda tratar de poner todo de nuestra parte para que lo que pase sea lo mejor para Chile. Y ahí la consigna debe ser una sola: concentrarnos sí o sí para tratar de evitar el triunfo electoral de la ultraizquierda, lo cual sin lugar a dudas que sería un desastre brutal para nuestro país.
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