Estos militares tuvieron un rol preponderante durante y después de Las Cruzadas. Se constituyeron en 1118, durando hasta el año 1312.
Si hay un personaje que representa a fidelidad el ideal del héroe medieval fue el caballero templario. Valientes, arrojados, aguerridos militares y además profundamente creyentes en Dios. Todos esos eran algunos de los principales valores que sí o sí tenía que encarnar cada uno de los miembros de la afamada Orden de los Pobres Caballeros de Cristo de Templo de Salomón, épicos guerreros conocidos en la jerga popular como "templarios".
Esta agrupación se conformó como tal durante la Primera Cruzada en el año 1118, durando hasta el 1312. Sus inicios se remontan al pacto sagrado hecho por el maestre Hugo de Payns y la llamada "Orden de los Nueve Caballeros", todos de origen francés. Su objetivo era proteger a los cristianos que peregrinaban hacia Jerusalén. Además a este líder marcial se le atribuye la creación de la Regla Latina, que era el código de honor y de conducta que debían de tener todos los caballeros templarios.Debido a su origen religioso, tuvieron que ser aprobados por la Iglesia Católica, lo cual ocurrió en el año 1129 durante el Concilio de Troyes, que se celebró en la imponente catedral de dicha ciudad francesa. El símbolo de esta orden era un manto blanco y al medio de él una cruz roja anconada (o cruz roja patada), que llevaba ese color por la sangre de Cristo, y esa forma que representaba el sufrimiento de Jesús durante la crucifixión.
Como era de esperar, el grupo fue creciendo en forma exponencial, tanto en cantidad de sus miembros como en su poderío militar. Tuvieron un rol determinante durante Las Cruzadas (1096-1291). Muchos de sus integrantes eran nobles, pero también los hubo campesinos e incluso algunos que fueron parte del clero (los llamados caballeros hospitalarios, que vestían de negro).
Los caballeros templarios fueron uno de los principales íconos de la Edad Media o Período Medieval (que duró entre los siglos V y XV). El fin de la orden fue durante el Concilio de Vienne (3 de abril de 1312, Francia), donde el Papa Clemente V dicta la Bula Vox In Excelso. A la orden se le acusó de herejía y culto al demonio Baphomet. Los últimos templarios fueron arrestados, siendo algunos de ellos absueltos, aunque a gran parte de ellos se les sacrificó y se les quemó vivos. El propio pontífice dijo no creer dichas acusaciones hechas por el propio Felipe IV (rey de Francia), sin embargo procedió a actuar para evitar un cisma de marca mayor entre todos los estamentos de poder existentes en ese entonces.
El último maestre de la orden de los caballeros templarios fue Jacques de Molay, el cual fue condenado por herejía, simonía, sacrilegio e idolatría a los demonios Baphomet y Lucifer. Fue incinerado públicamente frente a la Catedral de Notre Dame el 18 de marzo de 1314. Ese fue el triste final del más postrero caudillo de la célebre e histórica Orden de los Pobres Caballeros de Cristo de Templo de Salomón, una agrupación militar que revolucionó para siempre el mundo medieval.
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