Este enorme animal primitivo existió hace unos 110 millones de años, en pleno Período Cretácico.
Hace unos 110 millones de años existió uno de los dos cocodrilos más terroríficos que haya existido: el descomunal Sarcosuchus. Este impresionante animal prehistórico impactaba por sus dimensiones: doce metros de largo, diez toneladas de peso, y una aterradora mandíbula de 1,8 metros de longitud. Comparado con los cocodrilos más grandes actuales, sin lugar a dudas que se trataba de un titán inigualable: sus parientes cercanos de mayor tamaño son el cocodrilo de agua salada (6,5 metros), el aligátor americano (4,5 metros) y el cocodrilo del Nilo (4,2 metros). Si bien el cocodrilo de agua salada puede medir la mitad del porte de un Sarcosuchus, pesa apenas la octava parte, ya que es mucho menos robusto de lo que era esta bestia primitiva.El Sarcosuchus fue un portentoso cocodrilomorfo neosuquio, que perteneció a la clase de los reptiles. Existió durante el Cretácico (Era Mesozoica) en lo que actualmente son África y Sudamérica. Se conocen dos especies pertenecientes a este género extinto: Sarcosuchus imperator y Sarcosuchus hartti.
Los primeros restos del Sarcosuchus imperator fueron descubiertos en 1947 por el paleontólogo francés Félix de Lapparent, y clasificados en 1966 como una nueva especie. Mientras que el hallazgo de la existencia del Sarcosuchus hartti es bastante anterior: 1867, gracias al trabajo del naturalista estadounidense Charles Frederick Hartt.
Este animal tenía un comportamiento muy parecido al de los cocodrilos actuales, los cuales pasan sumergidos esperando la presencia de alguna presa para abalanzársele encima. Su dieta estaba compuesta básicamente por peces de diversas clases, algunos dinosaurios medianos o pequeños, e incluso también por otros cocodrilos de menor tamaño.
Dentro de sus características propias está el que su hocico era bastante largo y aguzado, y lleno de dientes en extremo afilados. Su cráneo también era alargado. Según ha podido determinarse por una de serie de estudios, se estima que la fuerza de su mordida equivalía a ocho toneladas de peso, es decir era unas treinta veces más potente que la de un cocodrilo moderno.
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