Aún más importante y gravitante que el Plebiscito del 25 de octubre será la oportunidad en que los chilenos tengamos que escoger a quiénes nos representarán para redactar la futura Constitución de nuestro país.
El país vive horas claves, y durante este 2021 que se nos viene tendremos una serie de comicios y votaciones donde se definirá el futuro de nuestra nación para los próximos 50 o 60 años. Así de radical. O Chile sigue por la senda más o menos estable que ha llevado durante las últimas cuatro décadas, o definitivamente cae en las garras del Chavismo y del Neomarxismo. Bajo ese contexto, es perfectamente idóneo pensar que la elección de los constituyentes que redactarán la Nueva Constitución pasará a ser la verdadera "madre de todas las batallas", pues su importancia de seguro será incluso más determinante que la del pasado Plebiscito del 25 de abril.
Lo que no deja de ser preocupante es que hasta ahora la izquierda sólo piensa en ganar esa elección sea como sea, pero sin importarle que el nivel de esos constituyentes electos podría ser patético. Ellos quieren los cupos a toda costa, y para eso apelarán a presentar una batería de candidatos demasiado conocidos por el electorado, aunque nada tienen que ver con política ni menos con Derecho Constitucional. Hasta ahora, dentro de los postulantes a constituyentes que llevará la izquierda, figura una verdadera horda de actores, cantantes, humoristas, payasos, burros, caballos, conejos y saltimbanquis... pero que todos ellos cuentan con el plus de ser famosos, y perfectamente identificables por los votantes.
En cambio, la derecha y centroderecha se han dedicado más bien a sondear a candidatos con conocimientos específicos del tema, pero poco conocidos. Y lo lamentable es que las elecciones se ganan con votos, y con votos se consiguen los cargos, y con esos cargos se armará la futura Constitución del país. Acá, y si que si la cosa sigue así, perfectamente podríamos terminar viendo una paliza electoral dentro del que será el referéndum más importante de Chile durante este siglo.
Para la derecha y centroderecha sólo quedan dos opciones, si es que realmente quiere competirle de igual a igual a la izquierda por dominar la futura Convención Constituyente: o también se pone a buscar candidatos mediáticos y famosos (acá hay mucho menos personajes posibles para elegir), o realiza una potente campaña comunicacional para evidenciar la ignorancia supina de la mayoría de los candidatos de la oposición en materias constitucionales, tratando de dejarlos en ridículo ante los ojos de la ciudadanía. Sea cual sea la determinación que se tome de estas dos, debe ser lo antes posible, ya que después puede ser demasiado tarde...
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