lunes, 7 de septiembre de 2020

Si quieres volver al Chile previo al 18 de octubre, vota RECHAZO

 Darle el voto al Apruebo significa premiar a los terroristas pirómanos que estuvieron seis meses quemando y destruyendo el país.

Que el Plebiscito es innecesario, claro que lo es. Que el Plebiscito es nefasto, también lo es. Pero nos guste o no, este desastroso Plebiscito forzado por terroristas pirómanos ya está fijado para el 25 de octubre, y queramos o no, tendremos que ir a votar. 


Tanto el Apruebo como el Rechazo representan a dos cosmovisiones tan diversas como antagónicas. De hecho, ambas son posturas diametralmente opuestas. El Apruebo es la señal de rendición frente a los terroristas pirómanos que estuvieron seis meses quemando y destruyendo nuestro querido país, mientras que el Rechazo es oponerse a toda esa brutalidad; es querer volver a ser el Chile previo a ese espantoso 18 de octubre del 2019.

Hoy por hoy, ser de derecha es ser el rebelde. El derechista es el que va contra la corriente, el que se opone al sistema impuesto por la izquierda ideológica: es el que lucha contra los más de treinta años de adoctrinamiento político izquierdista en colegios y universidades. El voto por el Rechazo no sólo es un voto de Patriotismo: también es un voto de protesta, de rebelión, de hacer frente a una realidad paralela que los neomarxistas luchan para imponernos a la fuerza... y también un voto de rebeldía contra toda la clase política que nos encaramó un referéndum innecesario (y forzado por terroristas).

Dicho de otro modo, nuestra clase política en Chile es terrible, desastrosa. De eso no cabe ninguna duda. Sin embargo, pese a contar con pésimos políticos, nuestro país viene siendo desde hace años mejor que todos sus vecinos en casi todos los parámetros imaginables... ¿Cómo puede ser entonces que un país con políticos tan malos sea tan superior al resto? Simple: porque la Constitución Política que tiene es muy buena. Si hay algo que le ha dado cierta estabilidad a Chile, es justamente su Constitución... Sí, la misma Constitución que debemos defender en este Plebiscito, porque no sólo será defender la Constitución: será también defender a las bases mismas que cimentaron esa estabilidad de la que -hasta antes del 18 de octubre- tanto se jactaba nuestra nación. 

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