Indignante. Repudiable. Canallesca. Cualquiera de esos tres adjetivos serviría bastante bien para definir la nefasta censura ocurrida hoy de parte de un grupo de diputados de la ultraizquierda cavernaria en contra de Ignacio Urrutia, parlamentario del Partido Republicano.
Un diputado consecuente. |
Lo que ocurrió fue que por segunda vez el diputado Urrutia apareció en la sesión telemática del Congreso con un cuadro del General Libertador Augusto Pinochet detrás de él. Y esto provocó de inmediato la ira total de la barra brava de ultraizquierda, a tal punto que decidieron sacarlo de la reunión virtual. Censura grosera por donde se le mire.
No hay caso con los talibanes de ultraizquierda. Para ellos, todo el que tenga una visión histórica que no sea la que tiene la izquierda frente a los hechos ocurridos en Chile entre 1970 y 1990, de inmediato merece ser censurado y borrado del mapa. Son absolutistas totales. Se creen los dueños exclusivos de la verdad, y pobre del que se atreva a rebatirles diciendo que el Gobierno Militar significó tranquilidad y progreso para una parte importante de los chilenos.
Quiero que lo sepan ahora mismo: a los pinochetistas no nos van a callar. Nosotros no le incitamos el odio a la izquierda, pues son ellos los que están llenos de odio en forma intrínseca. Nosotros simplemente defendemos nuestra opinión, y lo vamos a hacer todas las veces que sea necesario. Si los izquierdistas quieren opinar distinto es cosa de ellos, porque justamente en eso consiste la política.
La ultraizquierda cavernaria puede tratar de censurar al diputado Ignacio Urrutia, pero no van a silenciar la voz de todo el pueblo pinochetista. Porque mientras Chile exista, siempre habrá pinochetistas. No me queda más que aplaudir una vez más la consecuencia del único parlamentario del Partido Republicano. Y que los comunistas y socialistas lo tengan bien claro: Todos somos Urrutia.
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