lunes, 17 de agosto de 2020

En inmigración tenemos que buscar un equilibrio: ni la xenofobia ni la demagogia son el camino correcto

 Este es uno de los temas sociológicos y políticos más peliagudos y polémicos que ha enfrentado Chile durante los últimos años. 

Si hay un problema complejo a nivel mundial, lo es el tema de la inmigración. Difícil como ningún otra disyuntiva, pues atraviesa un sinfín de parámetros, y para solucionarlo no existe ni una fórmula, ni un camino que sea claro y positivo para todos. La inmigración posee diversas vertientes y consecuencias, pues tiene componentes políticos, económicos, étnicos, raciales, laborales, sociológicos, e incluso relativos a lo que son la seguridad pública y el área legislativa de los países. 

De acuerdo a esto, trataré de dar algunos tips al respecto, pero partiendo de la base que son desde mi postura personal. En temas políticos nadie es dueño absoluto de la verdad, y creo que donde hay propuestas tan diametralmente opuestas como lo son la intransigencia casi perversa de los xenófobos y por otro lado la demagogia desenfrenada de la izquierda, lo más cuerdo es tratar de llegar a un punto intermedio.

Si bien todos somos ciudadanos del mundo, los países están bien delimitados, cada uno es ciudadano primero de su nación, y después de todo lo demás. Hay que ser claro: inmigrar no es un derecho humano, pero ninguna persona inocente y bien intencionada merece que le cierren las puertas en la cara solamente por tener un origen geográfico distinto... eso me parece injusto. Es por eso que es necesario regularizar en forma concienzuda, dejando de lado tanto la demagogia como la xenofobia. Y para lograr a eso hay que buscar una vía alternativa: transar.

1) Es importantísimo aclarar la diferencia entre inmigración convencional y tráfico de seres humanos, ya que muchos suelen confundirlos. En Chile, la mayoría de los inmigrantes que hay son inmigrantes propiamente tal, pero no todos. Lo sucedido con los haitianos durante el nefasto gobierno de Michelle Bachelet fue un caso brutal y lamentable de tráfico de seres humanos, donde por las noches llegaban aviones a escondidas y cargados de personas provenientes de Haití, quienes siempre ingresaban a nuestro país con misteriosos sobres amarillos, y todo bajo un completo hermetismo. Alguien los estaba reclutando para obtener mano de obra barata, lo cual es totalmente repudiable. 

2) Si bien el caso de gran parte de los haitianos fue tráfico de seres humanos, ellos no son los culpables sino que son las víctimas. A muchos de ellos se les trajo engañados y con promesas falsas, y creo que los dos grandes responsables de este brutal crimen son dos personas con nombre y apellido, los cuales al menos tendrían que dar explicaciones (e incluso deberían de estar presos en este momento). Me refiero a Michelle Bachelet y su entonces canciller, Heraldo Muñoz. 

3) Desde mi perspectiva personal, la xenofobia es repulsiva y siempre será repudiable. Nadie merece que se le discrimine por tener un origen geográfico distinto. Sin embargo, vale la pena hacer la diferencia: una cosa es apoyar al inmigrante decente y trabajador, pero eso en ningún motivo debe significar defender o justificar al inmigrante que sea delincuente. A los que lleguen a delinquir, hay que tratarlos en forma enérgica y con todo el rigor de la ley. Al delincuente se le trata como delincuente.

4) El inmigrante ilegal es el que ingresa al país por pasos ilegales. Punto. Todo el resto no son ilegales, sino que son personas en situación de irregularidad, a los cuales hay que ver si es posible que regularicen sus papeles (no siempre se puede, pero sí muchas veces). 

5) La actual Ley de Inmigración existente en Chile es atemporal. Se hizo en el año 1975, cuando en Chile estaba al mando el General Libertador Augusto Pinochet, y en esa época los pocos inmigrantes que llegaban al país era para ser operadores políticos de izquierda, o derechamente para enrolarse en agrupaciones terroristas como el MIR. Es por eso que en ese entonces se les empezó a exigir contrato laboral previo para ingresar al país, pero eran otros tiempos y otras circunstancias. 

6) En vista de la discusión de la Ley de Inmigración, algunas personas aseguran que el inmigrante debe llegar a Chile con contrato laboral bajo el brazo. Eso sería lo ideal, sin embargo en el mundo real eso no se da nunca, o casi nunca. Salvo los futbolistas y los apitutados de siempre, nadie o casi nadie emigra a otro país con el contrato laboral en la mano. Lamentablemente, este es el punto más complejo, pues como los xenófobos se han negado a modificar este punto específico, a los izquierdistas les dio por cambiar todo y llenarlo de utopía barata, llegando a estar ad portas de imponer una Ley de Inmigración que sería un esperpento y un monumento a la demagogia.

7) La izquierda quiere que el inmigrante llegue al país y se quede de inmediato acá. En otras palabras, Chile pasaría a ser el único país del mundo que no tiene ninguna clase de barreras para los inmigrantes, pudiendo ingresar narcotraficantes, terroristas, violadores, pedófilos, y un largo etcétera de personajes de dudoso prontuario. Triste pero cierto.

8) Lo que hay que hacer es buscar un punto intermedio. Ponerle exigencias al inmigrante en diversos temas. Primero, una hoja de antecedentes en limpio, certificando que nunca haya cometido un delito en su vida. Segundo, declaración jurada (y firmada), que al primer acto delictual que cometa, debe ser deportado de inmediato, y que el Estado Chileno tiene toda la potestad de expulsarlo del país en forma permanente debido a su mal comportamiento. Tercero, hacerle un completo chequeo médico, para impedir que ingresen personas con enfermedades venéreas e infectocontagiosas como el SIDA u otros, y además que no tengan patologías crónicas de difícil y caro tratamiento. 

9) Una vez aprobadas todas esas exigencias, creo que lo más cuerdo es darle al inmigrante una visa laboral, pero que no sea indefinida, ni mucho menos. Ésta debe ser por un período establecido (cuatro meses me parece que es un tiempo prudente) para que la persona inmigrante pueda encontrar un trabajo. Debido a que al llegar no tendrá trabajo, durante esos cuatro meses debe ser capaz de solventar sus propios gastos, por lo cual tendría que probar que trae consigo al menos el dinero equivalente a cuatro sueldos mínimos de Chile para sobrevivir mientras adquiere el estatus de trabajador formal o semi formal. 

10) Si la persona encuentra un trabajo antes de esos cuatro meses (u otro período que puede ser debatible), puede prolongar su visa laboral por otros meses más. Y así sucesivamente, hasta lograr regularizar su situación. Pero esto debe ser siempre y cuando pueda comprobar que ya ha realizado la iniciación de actividades laborales, y que se encuentra recibiendo boletas de honorarios o que está con contrato laboral.

11) Si la persona no es capaz de encontrar un trabajo en el plazo estipulado, no se le renueva su visa laboral y debe abandonar el país lo antes posible. Lamentablemente, esto puede sonar muy cruel, pero creo que también hay que velar por los intereses económicos de la nación, y de los propios chilenos. 

12) El ingreso de inmigrantes para obtener esta visa laboral que yo propongo debe ir de la mano del crecimiento económico que haya experimentado el país durante los meses previos. Si el crecimiento ha sido negativo, nadie podrá entrar, pero esa cantidad de inmigrantes puede ir en aumento conforme más crezca la Economía de Chile. Esto a la vez sería un estímulo para lograr una comunión entre Economía e Inmigración, y así demostrar que ambas no son antagónicas, sino que perfectamente pueden ser complementarias. 

13) Lo importante es tratar de buscar un punto intermedio entre dos posturas diametralmente opuestas. Es una tarea titánica, pero creo que no imposible... y vale la pena que como país lo intentemos. 

14) En el tema de la inmigración hay que dejar de lado la discriminación. Todo el mundo alguna vez puede transformarse en un inmigrante; y muchas veces las cosas en la vida se devuelven. No hagas con el otro lo que no te gustaría que te hagan a tí. Además, como católico yo soy de la idea que uno no puede discriminar al prójimo, sobre todo cuando es una persona decente y que no eligió nacer donde nació.

15) Si aquellos que aún insisten en la xenofobia no los convence el argumento valórico, piénselo desde la perspectiva electoral: en las próximas elecciones habrán 400 mil inmigrantes con derecho a voto, y si la derecha sigue enarbolando la nefasta bandera de la xenofobia, olvídense de que le vamos a ganar a la izquierda (y la izquierda de ahora no es la centroizquierda de los años 90s, sino que es una ultraizquierda mucho más cavernaria y radical).

16) Sí, es cierto que en este comentario he tocado aspectos de índoles muy diversas. Alguien podrá decirme que "estoy mezclando peras con manzanas", pero a ellos les respondo ¿acaso la política no consiste justamente en mezclar peras con manzanas? Por tratarse del comportamiento de humanos en sociedad, la política se relaciona con un sinnúmero de aspectos de índole muy diversa. Además, en política ningún problema es lineal: los temas políticos -así como los problemas sociológicos- son siempre mucho más complejos y abarcan una gran cantidad de tópicos, a veces inimaginables. 

17) Si se me quedó algún tema sobre el tintero, espero profundizarlo en la siguiente oportunidad que escriba al respecto en este blog. 

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