viernes, 5 de junio de 2020

Peter Rufai: El príncipe que atajó en dos mundiales

El golero nigeriano estuvo presente en Estados Unidos 94 y en Francia 98. En ambos torneos jugó en todos los partidos de su selección.

La historia de Peter Rufai es de esos relatos que rara vez se dan en el deporte profesional. Este destacado arquero africano era hijo del rey Rufai de Idimu, región de Nigeria que cuenta con una monarquía local. Por ser el primogénito, era el llamado a ser el heredero de la corona, sin embargo optó por el camino del fútbol y prefirió los guantes de portero que los lujos, las reuniones políticas y los cuidados de los guardaespaldas.
El arquero-príncipe.

"A mi familia no le gusta el fútbol, quieren que vuelva a mi país pero yo no quiero vivir rodeado de guardaespaldas, con una fortuna que no me he ganado con mi trabajo. Para ser un rey en Nigeria necesito tener la fortaleza de un león, y yo no la tengo", dijo alguna vez Rufai cuando jugaba en la Liga Española (militó en el Hércules y en Deportivo La Coruña).

El caso de Peter Rufai es bastante curioso. Un personaje proveniente de una familia real, que hablaba cinco idiomas y además poseía un máster en Computación y otro en Administración de Empresas podría haber terminado trabajando en cualquier parte, sin embargo escogió el camino del fútbol, y lo hizo con bastante éxito.

Si bien durante su carrera futbolística, Peter Rufai estuvo en siete equipos europeos de niveles bastante disparejos y además en tres escudras africanas, sin lugar a dudas que sus presentaciones más laureadas fueron defendiendo la camiseta nacional de su país. El arquero-príncipe alcanzó a decir presente en dos mundiales y una Copa África. Tanto en Estados Unidos 94 como en Francia 98 fue titular en todos los partidos de su selección, donde incluso algunos partidos bastante destacados.

Como anécdota, vale la pena destacar que en USA 94 inicialmente era considerado como el tercer arquero, pero una lesión del portero estelar Wilfred Agbonavbare y sus buenas presentaciones en los entrenamientos le valieron la titularidad en el arco de Nigeria. Debutó en el Mundial a la edad de 29 años. Cuatro temporadas después, en Francia 98 la cosa era distinta: Rufai era el "1" e inamovible de un equipo electrizante, que volvía a dejar una buena sensación para los críticos futbolísticos del mundo entero.

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