Un Plebiscito inútil. |
La pandemia por coronavirus se ha transformado en una verdadera pesadilla para el mundo, y también para Chile. Desde que esta enfermedad se expandió a todo el orbe, muchas cosas han cambiado. Y nuestro país no ha sido la excepción. Uno de los tantos coletazos que nos ha llegado es el hecho de poner en duda la realización del Plebiscito Constitucional, el cual ya fue aplazado en una oportunidad y probablemente tenga que posponerse por segunda vez.
En teoría, el Plebiscito Constitucional debería de hacerse el domingo 25 de octubre del presente año. Sin embargo, dadas las condiciones sanitarias del país por el avance inclemente de la pandemia, sólo un oligofrénico podría estar a favor de hacer este referéndum contra viento y marea. Si logra imperar la cordura, el Plebiscito tendría que aplazarse. Y si se prevalece más sensatez aún, tendría que suspenderse en forma definitiva.
¿Tiene sentido insistir tanto en realizar un Plebiscito que ya demostró ser ineficiente para la finalidad con que fue creado? Porque recordemos que la idea de hacer este sufragio nació en el marco del "Acuerdo por la Paz" del 15 de noviembre del 2019, donde se le planteó como la supuesta panacea para frenar la violencia de la Revolución Terrorista que por esos días afectaba al país. Y ya quedó demostrado que este referéndum resultó ser totalmente inútil, pues lo único que logró frenar al matonaje del Estallido Antisocial fue el avance de la pandemia de coronavirus a mediados de marzo, y no el famoso e inservible Plebiscito.
Hoy por hoy, insistir en realizar el Plebiscito es más bien un capricho político de los mismos odiosos y fanáticos que defendían a los orcos y pirómanos que quemaron y destruyeron el país durante la Revolución Terrorista, con el infaltable pero provechoso apoyo de los ilusos y tontos útiles de siempre.
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