martes, 2 de junio de 2020

EEUU: La disputa contra la discriminación racial no puede transformarse en argumento para validar el terrorismo

Encuentro totalmente plausible estar en contra del odio por motivos raciales. Oponerse al racismo es una bandera de lucha por la que siempre voy alzar la voz. Pero nada justifica el vandalismo, aunque sea por una causa ideológica justa.

Sí, es cierto que el asesinato de George Floyd fue muy crudo e injusto. Más allá de la discusión (también válida) de si él era o no un estafador, nadie merece morir de esa forma. Y cuando el aliciente principal para este debate es la discriminación racial, más injusta aún se torna la muerte de este malogrado ciudadano norteamericano de 46 años.
Terrorismo en Estados Unidos.

Estados Unidos posee una sociedad profundamente marcada por la discriminación y el racismo. Desde siempre he creído que el racismo es uno de los sentimientos más repugnantes que puede tener un ser humano. El racismo es suponer que alguien es mejor o peor que el otro sólo por su raza, y eso de por sí sólo ya suena estremecedor e inaceptable. Así como condeno en forma enérgica la xenofobia, también critico la discriminación racial, en cualquiera de sus formas.

Debido a esta convicción es que justifico plenamente las manifestaciones en contra de algo tan deleznable como lo es el racismo. Pero las manifestaciones deben ser eso: manifestaciones, no vandalismo ni menos terrorismo. No es lo mismo hacer protestas pacíficas como las que hacía Martin Luther King que salir como una horda de cavernícolas destruyendo y quemando todo lo que se les pone al frente. Es lamentable, pero en Estados Unidos hemos podido ver como una causa de lucha del todo plausible terminó siendo la excusa perfecta para justificar el mismo y nefasto terrorismo incendiario que vimos acá en Chile durante el Estallido Antisocial.

El terrorismo debe ser condenado siempre. No hay ninguna justificación para validarlo. Y no me vengan con la excusa barata que en estas manifestaciones vandálicas en Estados Unidos "no ha habido terrorismo", que eso es una vil mentira. Allá se ha podido identificar con total plenitud los tres componentes básicos del terrorismo: violencia física, intención de generar temor en cierto sector de la población, y además el componente ideológico que se esconde detrás de su motivación fundamental.

Una vez dicho esto, por contrapartida no puedo más que reconocer el carácter, la jerarquía y la valentía del presidente estadounidense Donald Trump, quien lejos de colgarse del discurso políticamente correcto que mucho tendrían, no dudó en denominar de inmediato estos atentados como terroristas. Siento una sana envidia por los ciudadanos de ese país, que tienen un gobernante con carácter, que no duda en calificar al terrorista como tal. Es de esperar que esta grave situación vaya amainando, pero de lo contrario tengo plena confianza que el presidente Trump no dudará en hacer lo que hay que hacer en estos casos: poner mano dura y tratar a los terroristas como hay que tratarlos.

1 comentario:

Carlos Javier dijo...

El nuevo orden está atento,y con cada oportunidad convergen y ponen a trabajar sus fuerzas,la economía norteamericana pre covid-19 vivía su mejor momento dando casi por asegurado triunfo de Trump,inclusive esa tendencia se mantenía a pesar de alguno que otro error en el trato de la pandemia,así que había que actuar,y que mejor momento y ocasión que el siempre efectivo tema racial,Soros y su clan,injerencia Ruso-China-Iraní,más el poderoso eje caribeño Habana-Caracas ponen toda la carne en el asador,confío en que Trump salga avante,y a partir de ahora comenzar a desmantelar esa consigna,tarea titánica,pero hay que seguir,porque el futuro del mundo occidental está en juego con la toma del poder de la mafia demócrata.