viernes, 1 de mayo de 2020

Maduro: La piedra en el zapato para la izquierda chilena

Contrario a lo que los izquierdistas nos critican en redes sociales, tenemos que enrostrarles el fatídico caso de la dictadura socialista en Venezuela todas las veces que sea necesario.

Cuando se discute sobre política, es habitual que la gente de izquierda nos critique diciendo su muletilla más típica: "ya saliste con lo de Venezuela, si vivimos en Chile y no en Venezuela". Sin embargo, contrario al clamor de ellos, hay que aprovechar eso y sacarles al baile el caso de Nicolás Maduro todas las veces que sea necesario: esa es justamente la principal piedra en el zapato que atormenta a la dialéctica de la izquierda ideológica en nuestro país.
Salvador Allende: el ídolo de Maduro.

Sí, es cierto: Chile no es Venezuela. Pero sin embargo vivimos en un mundo globalizado, y es precisamente por ese motivo que los problemas políticos (y en esta caso humanitarios que afectan a millones de venezolanos inocentes) no sólo son locales sino que también son globales. Si bien Chile no es Venezuela, allá mismo en Caracas los chavistas se defendían diciendo que "Venezuela no es Cuba", cuando se les advertía que el Socialismo los iba a transformar en una "nueva Cuba". Dicho y hecho. El lamentable caso del país caribeño es el perfecto inapelable de lo que debemos evitar para nuestra querida nación, y además representa la materialización perfecta del gran fracaso del modelo que en Chile defienden tanto los socialistas como los comunistas.

La izquierda chilena sabe que con el argumento de Maduro se le cae a pedazos toda su estructurada dialéctica, y con ella también todo su armatoste basado en demagogias. Efectivamente, los intelectuales socialistas chilenos en el fondo tienen plena conciencia que en lo que a ideología respecta, no existe ninguna diferencia entre el Chavismo venezolano y el neomarxismo chileno.

Cada vez que a los izquierdistas chilenos se les emplaza a nombrar diferencias ideológicas, sólo pueden atinar a dar vueltas en círculos y a rascarse la cabeza. Esto es más que lógico, ya que tanto en lo que respecta al modelo político como macroeconómico, el Chavismo venezolano y el neomarxismo nacional defienden los mismos postulados: la campaña enfermiza contra el Capitalismo, el Estatismo de todas las grandes compañías, la expropiación de las multinacionales como mecanismo válido para apropiarse de los recursos naturales, y también la dialéctica nefasta en torno a la lucha de clases. Digan lo que digan, una y otra vez ellos siempre harán lo posible para evitar pisar esa desagradable piedra en el zapato que es Nicolás Maduro.

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