Hace unos 96 o 97 millones de años existió en lo que actualmente es la Patagonia Argentina una criatura realmente brutal, un dinosaurio temible que es considerado uno de los terópodos más intimidantes que podamos imaginarnos: el Giganotosaurus carolinii, el cual fue la única especie conocida del género Giganotosaurus ("reptil gigante del sur").
El asesino del Cretácico. |
Este descomunal cazador medía al menos 13 metros de largo, pesaba más de 8 toneladas, y su cráneo provisto de dientes afilados como cuchillos era una verdadera arma de combate, de más de un metro y medio de largo. Existió a mediados del período Cretácico.
Hablar del Giganotosaurus es referirse al que pudo haber sido el dinosaurio más voraz de todos los tiempos, sólo comparable con el Tiranosaurio Rex, el Carcharodontosaurus y el Spinosaurus. De hecho, era tal la bestialidad de este terópodo que se cree que era el enemigo natural de los herbívoros Patagotitán y Argentinosaurus, los animales terrestres más grandes que alguna vez hayan pisado la faz de la tierra. Sin dudas que toparse frente a frente con un Giganotosaurus debe haber sido un tormento, incluso para el más feroz o el más corpulento de los dinosaurios.
El Giganotosaurus fue un depredador bípedo, dotado de unas patas traseras bastante largas y a la vez robustas, lo que hace pensar que era un terópodo carcarodontosáurido extremadamente rápido. Otra particularidad de esta bestia es que es muy probable que -si bien no fue una eminencia- tal vez haya sido relativamente inteligente, o por lo menos dotado de un instinto cazador extraordinario, ya que poseía la bóveda craneal más grande de todos los carcorodontosáuridos, por ende, su cerebro era relativamente desarrollado para ser un dinosaurio.
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