sábado, 13 de agosto de 2016

"El Cazador cazado"...

Lo normal es que el más fuerte se imponga sobre el más débil. Eso sucede casi siempre, mas no en todos los casos. En la naturaleza, en muchas oportunidades, el predador no siempre resulta ser más poderoso, ni el hervíboro es la víctima indefensa.

Y dicha tendencia, en el Jurásico era algo aún mucho más común. Si bien los carnívoros eran criaturas temibles, provistas de afiladas dentaduras, el resto de los dinosaurios no se quedaban atrás, pues suplían esos dientes como dagas por duras corazas, colas con puntas, o bien grandes cuernos. Dentro de este grupo -conocido como ceratópsidos- estaba el Triceratops, que es el más popular de todos ellos, y probablemente en segundo dinosaurio más famoso, después del Tiranosaurio Rex.

De hecho, el duelo entre estos dos verdaderos colosos, como lo eran el Tiranosaurio Rex y el Triceratops, debe de haber sido algo impresionante. Ambos eran dos moles, uno fierísimo y con mandíbulas que trituraban los cráneos de sus víctimas, y en otro con un par de cachos hechos para perforar a cualquiera que se le pusiera en frente.

Algunas veces, era el Tiranosaurio el que ganaba. Pero cuando se daban ciertas circunstancias, el Triceratops daba una estocada perfecta, la cuál penetraba hasta las propias vísceras del carnívoro. Ahí se daba que el victimario terminaba siendo la víctima: el cazador cazado...

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