El recientemente formado "Partido Nacional Libertario" de Chile más me parece una grosera confusión de conceptos: no se puede ser nacionalista y libertario a la vez.
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Libertarios. |
La postura nacionalista casi siempre va de la mano con la exclusión y la xenofobia, ya que a menudo promueve políticas que discriminan a los inmigrantes y fomentan la homogeneidad cultural. Por el contrario, el libertarianismo defiende la apertura a la inmigración y la libre circulación de personas, siempre y cuando no representen una amenaza para la seguridad o el orden público. Esta divergencia ideológica plantea interrogantes sobre la coherencia del nuevo partido y sus verdaderas motivaciones políticas.
Los nacionalistas desprecian a los inmigrantes, y su discurso es totalmente xenófobo. En contrapartida, el libertario defiende la inmigración y al inmigrante (me refiero al inmigrante decente, no al que delinque). El nacionalista mete a todos los migrantes en el mismo saco, sin importarle si son personas honestas y trabajadoras o si son delincuentes; el libertario no actúa así.
Me da la impresión de que en el mal llamado “Partido Nacional Libertario” son más bien conservadores acomplejados que libertarios. Pero, en fin, eso de los acomplejados no es algo nuevo en la política chilena, y ya contamos con varios engendros similares: tenemos al Frente Amplio, que son comunistas acomplejados; al Partido Liberal de Vlado Mirosevic, que son socialistas acomplejados; y también a la Democracia Cristiana, que no son ni demócratas ni cristianos, porque pactan con los comunistas y promueven el aborto. La política criolla está llena de acomplejados que se creen lo que no son
En resumen, el surgimiento del "Partido Nacional Libertario" en Chile refleja la complejidad y la ambigüedad que a menudo caracterizan a la política contemporánea, donde los nombres y las etiquetas pueden ser engañosos y donde los partidos políticos a menudo enfrentan el desafío de conciliar sus principios ideológicos con las demandas y presiones del contexto político y social en el que operan. Acá vemos un claro ejemplo de como una insólita confusión de conceptos puede llevar a algunos a bautizar a un partido con las banderas de dos tendencias ideológicas casi totalmente antagónicas.
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