sábado, 8 de junio de 2024

¿Libertarios o conservadores acomplejados?

El recientemente formado "Partido Nacional Libertario" de Chile más me parece una grosera confusión de conceptos: no se puede ser nacionalista y libertario a la vez.

Libertarios.
A fines del mes de mayo, el expresidente Donald Trump se encontró en una situación incómoda en la convención del Partido Libertario en Washington, donde fue recibido con pifias y abucheos. Este episodio evidenció la profunda división existente entre los verdaderos libertarios de Estados Unidos y el liderazgo político representado por Trump. Los principios fundamentales del libertarianismo, que abogan por la libertad individual, la inmigración, los derechos civiles y el libre mercado, chocan con las políticas y el estilo de liderazgo de Trump, lo que ha generado un rechazo claro por parte de muchos en el movimiento libertario estadounidense.

Sin embargo, la situación en Chile parece seguir un curso diferente. El surgimiento del llamado "Partido Nacional Libertario" ha despertado diversas críticas y mucho escepticismo debido a la insólita contradicción entre su nombre y sus ideales políticos. La conjunción de términos como "nacional" y "libertario" es totalmente incompatible, ya que el nacionalismo tiende a enfocarse en la identidad nacional y la soberanía estatal, mientras que el libertarianismo aboga por la libertad individual y la limitación del poder estatal. Dicho en buen chileno, ser nacionalista y libertario es como ser colocolino y chuncho al mismo tiempo, o incluso peor.

La postura nacionalista casi siempre va de la mano con la exclusión y la xenofobia, ya que a menudo promueve políticas que discriminan a los inmigrantes y fomentan la homogeneidad cultural. Por el contrario, el libertarianismo defiende la apertura a la inmigración y la libre circulación de personas, siempre y cuando no representen una amenaza para la seguridad o el orden público. Esta divergencia ideológica plantea interrogantes sobre la coherencia del nuevo partido y sus verdaderas motivaciones políticas. 

Los nacionalistas desprecian a los inmigrantes, y su discurso es totalmente xenófobo. En contrapartida, el libertario defiende la inmigración y al inmigrante (me refiero al inmigrante decente, no al que delinque). El nacionalista mete a todos los migrantes en el mismo saco, sin importarle si son personas honestas y trabajadoras o si son delincuentes; el libertario no actúa así.

Me da la impresión de que en el mal llamado “Partido Nacional Libertario” son más bien conservadores acomplejados que libertarios. Pero, en fin, eso de los acomplejados no es algo nuevo en la política chilena, y ya contamos con varios engendros similares: tenemos al Frente Amplio, que son comunistas acomplejados; al Partido Liberal de Vlado Mirosevic, que son socialistas acomplejados; y también a la Democracia Cristiana, que no son ni demócratas ni cristianos, porque pactan con los comunistas y promueven el aborto. La política criolla está llena de acomplejados que se creen lo que no son

En resumen, el surgimiento del "Partido Nacional Libertario" en Chile refleja la complejidad y la ambigüedad que a menudo caracterizan a la política contemporánea, donde los nombres y las etiquetas pueden ser engañosos y donde los partidos políticos a menudo enfrentan el desafío de conciliar sus principios ideológicos con las demandas y presiones del contexto político y social en el que operan. Acá vemos un claro ejemplo de como una insólita confusión de conceptos puede llevar a algunos a bautizar a un partido con las banderas de dos tendencias ideológicas casi totalmente antagónicas.

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