lunes, 27 de noviembre de 2023

Reflexiones sobre la creación de personas reales hechas con Inteligencia Artificial: Ética y desafíos futuros

Aún no existe la tecnología suficiente para crear a seres humanos reales hechos gracias a la Inteligencia Artificial (IA), pero no tengo ninguna duda que para allá vamos... tal vez no en 20 o 30 años, pero sí en un tiempo más. Algún día así será, y eso nos conlleva una serie de preguntas e interrogantes que vale la pena irse haciendo ya desde ahora mismo.

En un mundo donde la inteligencia artificial (IA) avanza a pasos agigantados, se plantean cuestiones cada vez más complejas sobre los límites éticos y morales de su aplicación. Entre estas incógnitas, surge el polémico debate sobre la posibilidad de crear seres humanos de carne y hueso gracias a la intervención de la IA, que piensen por medio de la IA, y que estén provistos de características personalizadas. Esta idea -por muy surrealista que sea- ya comienza a despertar tanto fascinación como inquietud en la sociedad actual frente a los desafíos futuros.

¿Avanzar hacia la creación de seres humanos "a pedido"

Apuntando al futuro.
La visión de tener una pareja "perfecta", un trabajador ideal o incluso políticos sin defectos es absolutamente seductora a primera vista. Sin embargo, la posibilidad de manipular las características de seres humanos para crear a hombres y mujeres con los mínimos defectos posibles plantea dilemas éticos fundamentales que deben ser cuidadosamente considerados.

En la práctica, la creación de seres humanos con características personalizadas a través de la IA suscita preguntas que trascienden la esfera técnica y científica. La autonomía, la identidad personal, la diversidad y los derechos humanos son principios fundamentales que podrían verse comprometidos en un intento por "diseñar" personas a la carta, casi como si fuesen "cosas" en vez de seres humanos.

La implicancia de una profunda reflexión sobre lo que queremos como sociedad

La idea de perfección es subjetiva y culturalmente relativa, lo que añade una capa adicional de complejidad a este debate. La noción de un ser humano "perfecto" varía ampliamente entre diferentes culturas, sociedades e individuos, lo que hace casi imposible consensuar una definición única y global de lo que sería una persona ideal.

En lugar de centrarnos en la creación de seres humanos con características predefinidas, es crucial dirigir nuestros esfuerzos hacia el uso ético y responsable de la IA para mejorar la vida humana. La IA puede y debe emplearse para el desarrollo de tratamientos médicos personalizados, la optimización de habilidades laborales y la búsqueda de soluciones innovadoras para problemas actuales.

Es imperativo establecer marcos regulatorios y éticos sólido

En este sentido, es imperativo establecer marcos regulatorios y éticos sólidos que salvaguarden los derechos individuales y la dignidad humana frente a posibles abusos derivados de la manipulación genética y de la IA. Debemos abordar estos avances tecnológicos con responsabilidad, reflexión y consideración hacia las implicaciones éticas y sociales que ellos conllevan.

El futuro de la inteligencia artificial es prometedor, pero su desarrollo debe estar guiado por valores éticos y humanos sólidos y perdurables a través del tiempo. Es esencial trabajar en pro de la colaboración entre científicos, pensadores bioéticos, legisladores y la sociedad en su conjunto para garantizar que los avances en IA se utilicen para el bienestar humano sin comprometer la integridad y la diversidad que nos hacen únicos como especie: tal vez la única especie del universo provista de una racionalidad que nos permite crear y regir nuestro propio destino.

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