martes, 27 de septiembre de 2022

Job rompió el silencio y maldijo el día de su nacimiento

 Libro de Job 3,1-3.11-17.20-23.


Job rompió el silencio y maldijo el día de su nacimiento.

Tomó la palabra y exclamó:

¡Desaparezca el día en que nací y la noche que dijo: "Ha sido engendrado un varón"!

¿Por qué no me morí al nacer? ¿Por qué no expiré al salir del vientre materno?

¿Por qué me recibieron dos rodillas y dos pechos me dieron de mamar?

Ahora yacería tranquilo, estaría dormido y así descansaría,

junto con los reyes y consejeros de la tierra que se hicieron construir mausoleos,

o con los príncipes que poseían oro y llenaron de plata sus moradas.

O no existiría, como un aborto enterrado, como los niños que nunca vieron la luz.

Allí, los malvados dejan de agitarse, allí descansan los que están extenuados.

¿Para qué dar a luz a un desdichado y la vida a los que están llenos de amargura,

a los que ansían en vano la muerte y la buscan más que a un tesoro,

a los que se alegrarían de llegar a la tumba y se llenarían de júbilo al encontrar un sepulcro,

al hombre que se le cierra el camino y al que Dios cerca por todas partes?

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