"En ese momento se abrió el Templo de Dios que está en el cielo y quedó a la vista el Arca de su Alianza, y hubo rayos, voces, truenos y un temblor de tierra, y cayó una fuerte granizada.
Y apareció en el cielo un gran signo: una Mujer revestida del sol, con la luna bajo sus pies y una corona de doce estrellas en su cabeza.
Estaba embarazada y gritaba de dolor porque iba a dar a luz.
Y apareció en el cielo otro signo: un enorme Dragón rojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y en cada cabeza tenía una diadema.
Su cola arrastraba una tercera parte de las estrellas del cielo, y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se puso delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo en cuanto naciera".
El Comunismo es maldad. |
Así, no es difícil ir armando un puzle interpretativo muy interesante respecto a esta lectura. La mujer embarazada es la Iglesia, y el niño que nace es la palabra de Cristo, o sea el corazón mismo de la Iglesia. Aunque en estricto rigor, la palabra de Cristo es la Iglesia. Y ahí está también ese dragón rojo de siete cabezas y diez cuernos, que perfectamente podría ser el Comunismo, el cual espera devorar la palabra de Cristo, o hará todo lo posible para demolerla y ridiculizarla. Eso es algo que ocurre a diario, ya que la Iglesia es el adversario natural frente a las perversas ideas comunistas.
Bien es sabido la alegoría que en la Biblia se hace con el número siete, ya que siete no significa solamente siete, sino que "muchos"... Ya lo decía el propio Jesucristo en otra lectura: "setenta veces siete". Es así como ese dragón rojo podría ser el Comunismo, y cada uno de sus múltiples cabezas son las banderas de lucha que ha ido tomando esta ideología perversa a través del tiempo, conforme se ha ido transformando en un Neomarxismo, dejando de lado esa imagen decimonónica del Comunismo tradicional de los siglos XIX y XX.
Cada una de las múltiples cabezas del Neomarxismo está adornada con una diadema, es decir con algo que la hace verse atractiva para las multitudes. Es así como este dragón rojo luce una cabeza con la lucha de clases (Comunismo ortodoxo), otra con la lucha de sexos (feminismo radical), otra con el racismo (indigenismo y revanchismo étnico), otra con el aborto y la mutilación de fetos humanos, otra con las dictaduras comunistas, otra con el totalitarismo ideológico, otra con el terrorismo y las guerrillas paramilitares, otra con el adoctrinamiento de las ideas neomarxistas a los niños y a los jóvenes, y otra con el anticlericalismo (que es el odio y la animadversión absoluta hacia la Iglesia Católica). Con todas sus cabezas, el dragón rojo espera destruir a la palabra de Cristo.
Ojo que tampoco estoy diciendo que esto sea así, porque las interpretaciones de la Biblia son múltiples. Pero no es descabellado pensar que efectivamente el Apocalipsis haya predicho un fenómeno mundial que desde mediados del siglo XX se ha transformado en una de las mayores calamidades que ha tenido que enfrentar la Humanidad.
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