Este domingo 04 de septiembre, nuestro país se juega muchísimo, incluso más que en aquella elección entre el Sí y el No de 1988.
El próximo domingo 04 de septiembre será una fecha que marcará a fuego a nuestro país. Ese día, los chilenos decidiremos si aceptamos o no la propuesta de nueva Constitución que fue elaborada por la Convención Constituyente, y que en caso de ser aprobada dejaría a Chile al borde del abismo.
Rechazo por Chile. |
El proyecto de nueva Constitución es realmente nocivo para nuestro país. No por nada se le conoce como "el mamarracho": apodo que se lo tiene muy bien ganado, y con creces. La plurinacionalidad, sumada a las expropiaciones masivas y a la autonomía territorial de los pueblos indígenas podría implicar la futura e irremediable fragmentación de Chile. Y ni hablar de otros esperpentos como la "desmilitarización" de Carabineros (que en realidad es una falacia, porque ojalá Carabineros fuera militarizado, ya que claramente no lo es). La ultraizquierda quiere transformar a nuestra policía en un grupo de boys scouts, y con ello favorecer un clima aún más propicio para incrementar la delincuencia y el terrorismo en el territorio nacional. Además de todos esos puntos, tampoco se puede excluir de nombrar a la Justicia Indígena, un sistema judicial paralelo, que favorece a unos por sobre otros en base a criterios raciales. Nada puede ser más injusto que eso.
Palabras aparte para la plurinacionalidad, que es el corazón del mamarracho. Sí, es cierto que la nación es un concepto orientado a las etnias y a los territorios, pero esa acepción data de antes de que existieran los países en el mundo. Por eso, en tiempos bíblicos se hablaba de "la nación hebrea", y antes de "la nación egipcia", y acá en Chile de "la nación mapuche"... pero eso era cuando Chile era Chillimapu ("lugar o tierra lejana" en mapudungún), y no ahora que es simplemente Chile. Actualmente estamos en el siglo XXI, no en la América Precolombina de aquel entonces. Hoy en día, nación alude a los países, y nacionalidad al sentido de pertenencia a un país, el cual predomina por sobre el apego hacia un terruño o hacia una etnia en particular. Ese detalle es algo que los constituyentes de ultraizquierda omitieron durante el debate, y que los fanáticos del Apruebo jamás se van a dignar a aclarar.
Por eso y muchísimo más, yo voto RECHAZO.
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