jueves, 25 de agosto de 2022

«Cuando se cumplió el tiempo Dios envió a su Hijo a la tierra»

San Bernardo (1091-1153), monje cisterciense y doctor de la Iglesia

Sermón 1 para el Adviento


En medio de la noche


¿Cuándo vino el Salvador? No vino al comienzo del tiempo, ni en medio, sino al final. Esto no lo ha hecho sin alguna razón, sino que, muy prudentemente, la Sabiduría divina, que no desconocía que los hijos de Adán son ingratos, dispuso que no los socorrería hasta que ellos sintieran gran necesidad de ello.

En verdad, ya «atardecía y el día iba de caída», «el sol de la justicia» había casi desaparecido (Lc 24,29; Ml 3,20); sobre la tierra ya no se difundía sino una luz incierta y un calor débil. De hecho, la luz del conocimiento de Dios había disminuido mucho y se había enfriado el calor de la caridad a causa de la creciente iniquidad (Mt 24,12). Ya no había apariciones de ángeles, ni oráculos de profetas: se habían acabado como si estuvieran vencidos por la desesperanza ante el extremo endurecimiento de los hombres y su obstinación. Es entonces que el Hijo afirmó: «Entonces yo digo: aquí estoy» (Sl 39,8). Sí, cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se encontraba en la mitad de su carrera, tu Palabra omnipotente, Señor, cual implacable guerrero, saltó del cielo, desde el trono real (Sab 18,14). Tal como lo dice el apóstol Pablo: «Cuando se cumplió el tiempo Dios envió a su Hijo a la tierra» (Gal 4,4).

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