sábado, 16 de julio de 2022

Señor, el débil se encomienda a ti

 Salmo 9(9B),1-2.3-4.7-8.14.


¿Por qué te quedas lejos, Señor,

y te ocultas en los momentos de peligro?

El pobre se consume por la soberbia del malvado

y queda envuelto en las intrigas tramadas contra él.


Porque el malvado se jacta de su ambición,

el codicioso blasfema y menosprecia al Señor;

el impío exclama en el colmo de su arrogancia:

“No hay ningún Dios que me pida cuenta”.


Esto es lo único que piensa.

Su boca está llena de maldiciones,

de engaños y de violencias;

detrás de sus palabras hay malicia y opresión;


se pone al acecho en los poblados

y mata al inocente en lugares ocultos.

Sus ojos espían a los débiles;

Pero tú lo estás viendo:


tú consideras los trabajos y el dolor,

para tomarlos en tus propias manos.

El débil se encomienda a ti;

tú eres el protector del huérfano.

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