En estricto rigor, este relato legendario se trataría de un cruel femicidio a una joven que había sido violada por un dios, y cuyo único "pecado" era ser poseedora de una extraordinaria belleza física.
La historia de la aterradora Medusa debe ser una de las más cruentas y a la vez tristes dentro de toda la Mitología Griega. Se trata de un relato brutal e injusto como pocos, el cual al fin y al cabo deja en evidencia cómo los designios divinos son capaces de cambiar para siempre la vida de una joven.Si bien siempre se suele hablar de Medusa como una criatura horrible y siniestra, eso fue sólo después de haber recibido su castigo, el cual ocurrió por un motivo demasiado injusto. Originalmente, Medusa era una doncella muy femenina y demasiado hermosa, que se destacaba por ser guapa y muy atractiva, a tal punto de ser descrita por el poeta romano Ovidio como "la celosa aspiración de muchos pretendientes".
¿Pero cómo puede ser que una mujer tan bella termine transformada en un monstruo espantoso? Fácil: por un castigo de origen divino. Pero lo peor es que se trata de un castigo por un crimen no cometió, sino que del que fue la víctima. Según cuenta el mito, la doncella Medusa era una de las sacerdotisas del templo de Poseidón, el dios del mar. El poderoso Poseidón literalmente enloqueció con la belleza de la joven, a tal punto que sacó su lado más salvaje y la violó reiteradamente frente a su propio altar. Este ignominioso hecho llegó hasta la diosa Atenea, quien era la pareja del dios marino. La furia de Atenea fue tal que decidió vengarse contra la muchacha (y no contra Poseidón), para lo cual hizo un conjuro que le transformó su lindo rostro en la cara de una mujer monstruo, y su frondosa cabellera en una intrincada red conformada por serpientes. Pasó de ser una de las chicas más agraciadas del reino a un adefesio atemorizante y mortífero.
Además, y como parte de la maldición, Medusa nunca más volvería a tener una pareja, pues toda persona que osara mirarla a los ojos se transformaría en piedra. Pero la venganza de Atenea no quedaría completa hasta maquinar el fin de Medusa. Pero la muerte de Medusa no fue una muerte cualquiera, sino que Atenea eligió que fuera decapitada por Perseo, un valeroso héroe que después de transformaría en semidiós.
Perseo fue guiado por la propia Atenea hasta la cueva donde se encontraba Medusa, y usando su escudo para ver el reflejo de la mujer monstruo y no tener que mirarla a los ojos, pudo utilizar su aguzada espada para cercenarle el cuello. Medusa en aquel momento estaba embarazada, y tras su muerte nacieron sus dos únicos hijos, los cuales obviamente también fueron dos fenómenos de la naturaleza: el caballo alado Pegaso y el gigante Crisaor, los cuales brotaron del cuerpo inerte de la desdichada muchacha. Un final terrible y triste, para una vida aún más terrible y triste...
No hay comentarios:
Publicar un comentario