sábado, 11 de septiembre de 2021

Chile enfrenta a su mayor amenaza de las últimas décadas

 La Convención Constituyente podría destruir nuestro país tal como lo hemos conocido hasta ahora.

Chile atraviesa un momento político muy complicado, y eso no es un misterio para nadie. Nuestra sociedad está más polarizada que nunca, a lo cual se suma el total desparpajo con el que el terrorismo de ultraizquierda actúa tanto en Santiago como en La Araucanía. Pero aparte de eso, otro de los grandes problemas que tenemos frente a nosotros es la Convención Constituyente, la cual podría transformarse en la futura piedra de tope para que Chile siga siendo Chile. 

Anteriormente nuestro país ha enfrentado numerosas adversidades, pero siempre ha logrado ponerse de pie: dos guerras contra nuestros vecinos, crisis económicas, desastres naturales, etcétera. Sin embargo, ahora la amenaza que tenemos es tanto o más peligrosa, pues actúa legalmente y con la venia de toda la clase política criolla. Me refiero a la Convención Constituyente, la cual no sólo planifica cercenar nuestros símbolos patrios, sino que también podría darle un poder inusitado a los grupos separatistas que quieren demoler a Chile por dentro. 

Aparte de las brutales atrocidades que han protagonizado los constituyentes de ultraizquierda durante las últimas semanas, la conminación por parte de este organismo va mucho más allá. El tema de querer hacer de Chile un "Estado Plurinacional" es un arma de doble filo, porque eso podría funcionar en países donde no hay grupos separatistas que busquen independizarse a costa de quitar territorio, lo cual claramente no es el caso de Chile. En nuestro país, el neomarxismo ha infiltrado en forma completa a algunos pueblos originarios, motivo por el cual tanto los mapuches como los pascuenses vienen buscando la independencia absoluta, la cual sí o sí se vería favorecido al poner en la Constitución que Chile hay "múltiples naciones". 

Nuestro país enfrenta la mayor amenaza de su Historia, y se llama Convención Constituyente. Ya resulta súper evidente ver hacia adónde va la cosa, y si no hacemos nada por frenar la demagogia patológica de los constituyentes, Chile va a terminar territorialmente fracturado, sin sus símbolos patrios, y probablemente ni siquiera se siga llamando Chile...

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