La senadora demócratacristiana se ha afianzado como la carta presidencial más potente de la izquierda.
Hace un año atrás, nadie se habría imaginado que Yasna Provoste iba a sonar como una real alternativa para ser electa la futura presidenta de Chile. Nadie, ni siquiera ella misma. Y quien hubiera dicho algo así, de seguro que habría sido catalogado de inmediato como un loco o un bromista. Pero sin lugar a dudas que la situación dio un giro radical, y ahora esos azares del destino nos tienen a la senadora DC como inusitada y sorpresiva protagonista de la carrera presidencial.
La actual senadora por Atacama siempre ha sido una figura destacada dentro de la izquierda, de eso no hay dudas, pero tampoco nos engañemos: intelectualmente ella no es un portento, ni mucho menos. Pese a ello, sí cumple con todos los prerrequisitos básicos que la sociedad moderna le exige a un candidato presidencial para terminar erigiéndola como tal. Por moda o por convicción, ella parece encarnar todo lo que el mal llamado "pueblo" desea con ansias.
De hecho, si analizamos en detalle a la señora Provoste, podremos ver que ella tiene una serie de características que la hacen aparecer como una especie de "súper ciudadano", es decir por sus cualidades propias sí o sí será la favorita de la prensa, y por ende de buena parte de la población (que está idiotizada con la tele y los matinales) ¿Cuáles son todas esas particularidades que le dan esa ventaja a ella por sobre otros candidatos? Anote: es mujer, es de etnia indígena, es de región, es provinciana, es profesora, es de extracción popular, es de izquierda... Un súper-ciudadano por donde se le quiera mirar.
Otro dato no menor: casi todas las encuestas la dan por ganadora en segunda vuelta, pues vencería a los otros candidatos en todos los escenarios posibles, debido justamente a que genera mucho menos rechazo que cualquiera de los restantes postulantes. Y recordemos: la segunda vuelta en Chile se define más por el nivel de rechazo de los aspirantes que del de aprobación por parte de los simpatizantes más incondicionales. En un eventual desempate contra Sebastián Sichel o Joaquín Lavín, toda la izquierda la apoyaría; mientras que si le toca medirse contra Daniel Jadue, tendrá un potente respaldo en las urnas que iría desde el Partido Socialista hasta la derecha. La amenaza de terminar con un gobierno comunista instalado en La Moneda haría que mucha gente que incluso es contraria a Provoste, termine votando por ella. Porque el temor al Comunismo es tal, que incluso el elector derechista podría optar con ella en un hipotético balotaje entre Jadue y Provoste (que de verdad espero que no tengamos que vivir en carne propia).Sin embargo, hay que decir las cosas por su nombre: Provoste no es Orrego. Ya vimos que en la segunda vuelta de la elección de gobernadores en la Región Metropolitana, la gente de derecha apoyó en bloque a Claudio Orrego (militante de la Democracia Cristiana) por sobre la comunista frenteamplista de Karina Oliva. Sin embargo, esa situación no sería tan extrapolable a una eventual candidatura presidencial de Yasna Provoste, ya que ella es mucho más extrema que Orrego. La actual presidenta del Senado está ideológicamente más identificada con los colores socialistas y comunistas que con la DC más moderada. De hecho, Provoste es incluso más socialista que la propia candidata socialista, Paula Narváez.
Pero pese a que votar por Yasna Provoste sería un retroceso tremendo para el país, no sería descabellado pensar que igual eso sería menos malo que votar por Jadue. Y esto por algo bastante obvio: Jadue es comunista, y Provoste no. Y aunque ella sí estuviera bastante cerca de serlo, igual hay otro punto a tomar en cuenta: al menos con Provoste se podrían mantener la democracia y la institucionalidad, con Jadue no. Dicho de otro modo: Provoste podría ser un desastre, pero por lo menos duraría sólo cuatro años... Jadue en cambio sería un desastre aún peor, pero podría durar veinte años o más. Porque un comunista se sabe cuando llega al poder, pero nunca se sabe cuando termina.
¿Y qué hacer entonces ante este panorama tan oscuro y siniestro? Lo primero es lo primero, y tal vez es la única solución posible: votar con estrategia, y no botar el voto. Tenemos que elegir al candidato más competitivo electoralmente, ya que sólo recién ahí podremos tratar de evitar una segunda vuelta entre un postulante de izquierda (Provoste) y otro de ultraizquierda (Jadue). En política a veces hay que saber ser pragmático.
Esta elección en particular será como la más intrincada partida de ajedrez que alguna vez hayamos tenido en Chile. El tablero cuadriculado ya está puesto sobre la mesa, sólo nos falta urdir las piezas para tratar de impedir que la reina salga victoriosa, porque un jaque mate de esta reina sería una derrota para todos nosotros, y un completo desastre para el país entero.
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