El destacado militar chileno fue vital dentro de la Guerra del Pacífico, y además participó en la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
Manuel Baquedano sin lugar a dudas que debe ser uno de los militares más importantes de la Historia de Chile, sólo comparable con otros grandes próceres de la República como lo han sido Manuel Bulnes, Augusto Pinochet, José Miguel Carrera y Bernardo O´Higgins. Hablar de él es referirse a un gallardo soldado que dedicó su vida a servir a la Patria. Ya a los 15 años luchó en la Batalla de Portada de Guías, y cuando tenía 16 años tuvo una destacada participación en la Batalla de Yungay, ambas durante la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana (1836-1839). De hecho, a esa misma edad fue ascendido al rango de Subteniente del Ejército de Chile.Más tarde, comandó a las tropas nacionales en la épica Guerra del Pacífico (1879-1884), donde nuestro país salió victorioso y recuperó una serie de territorios que habían sido usurpados. Fue designado como Comandante en Jefe del Ejército de Chile en 1880, cuando se encontraba en pleno conflicto bélico, y en un momento en que la situación era muy adversa. Desde un comienzo se mostró como un estratega militar notable, obteniendo triunfos emblemáticos en las determinantes batallas de Arica, Chorrillos y Miraflores. Después de eso, en su retorno al país fue condecorado, y declarado como un héroe nacional.
Era un hombre severo y poco comunicativo, pero a la vez muy cercano a sus subordinados. Además de ser un destacadísimo militar, también fue senador y precandidato presidencial gracias al apoyo de conservadores y algunos liberales, sin embargo su candidatura no prosperó. Nunca se casó ni tuvo hijos, pero al menos tuvo un amigo y compañero fiel que luchó con él en sus principales gestas bélicas: su inseparable caballo Diamante. Lo suyo era la milicia, pero también el patriotismo y el entrañable servicio a Chile. Con toda justicia en una de las principales plazas de Santiago -la cual hoy en día lleva su nombre- se instaló un monumento en 1928, el cual tenía como finalidad perpetuar su enorme legado de profundo amor a la Patria.
Durante los últimos días, el nombre de este destacado ex militar ha vuelto a estar en el tapete debido a que los orcos terroristas de la Primera Línea han mancillado y destruido en múltiples oportunidades su monumento póstumo ubicado en Plaza Baquedano, ante el total beneplácito y cobardía del gobierno de Sebastián Piñera, que nada ha hecho para impedirlo. La situación en verdad es desesperante.
Ante esto hay muchas reflexiones que podrían hacerse, pero yo me voy a quedar con una bien particular: creer que esto se trata sólo de una estatua es no entender nada. Lo que la izquierda quiere es sentar un precedente, un símbolo: demoler el monumento al militar más grande de Chile durante todo el siglo XIX, ante la total complacencia de la centroderecha y para lograr la ovación de su propia barra brava. Lo vengo diciendo desde hace rato: ellos quieren refundar Chile, y quieren hacerlo sin nuestro Ejército tal como lo conocemos actualmente. Y como no hay un monumento de Pinochet para destruir, fueron por el de Baquedano, ya que todo eso está concertado desde hace tiempo.
El gobierno de Sebastián Piñera tiene que cambiar la estrategia. Debe recuperar la Plaza Baquedano, ya que eso significará recuperar la verdadera dignidad, primero de los vecinos del sector y segundo de la propia ciudad de Santiago. Hay que levantar el barrio y el vecindario de Plaza Baquedano, y eso debe ser sin los orcos comunachos, o más bien sobre el escombro de los orcos comunachos.
Nuestro país no puede dejar que trogloditas pirómanos mancillen el legado de un héroe nacional. En este momento sacaron la estatua de Baquedano para repararla, y eso significa que el Terrorismo y la delincuencia le van ganando a Chile. Ya terminó el primer tiempo y nos fuimos al descanso con un marcador adverso, pero este partido todavía puede darse vuelta, aunque eso depende única y exclusivamente de nuestras autoridades, pues es el gobierno el que tiene que endurecer la mano, y darle atribuciones a Carabineros para vencer a los psicópatas terroristas de la Primera Línea. Y esto debe ser tal como alguna vez nos enseñó a hacerlo el propio General Manuel Baquedano: con fuerza, convicción y disciplina, pero ante todo, con un profundo e imperecedero amor a la Patria...
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