La Revolución de la ultraizquierda chilena estaba tan bien planificada por sus cabecillas, que no dejaron nada al azar.
La Revolución Terrorista de ultraizquierda (tiernamente llamada "Estallido Social" por los medios de prensa) fue una verdadera calamidad para nuestro país. De eso no hay ninguna duda, y sólo un fanático podría decir lo contrario.Sin embargo -y si algo hay que reconocerle a los personajes que estaban detrás de todo esto- es que lo planificaron tan minuciosamente que no dejaron nada al azar. Hasta ahora no se ha logrado dilucidar quiénes eran los cabecillas, pero de que los hubo sí los hubo. Y además existieron instrucciones claras: destruir todo, pero no matar a nadie. Y esto fue seguido al pie de la letra por el ejército de orcos pirómanos que estuvo varios meses quemando y destruyendo el país, y que de hecho lo sigue haciendo (pero por ahora sólo durante los viernes en la tarde).
¿Cuál era el objetivo de esa instrucción de "destruir todo y no matar a nadie"? Obvio: para no ser tildados de terroristas por la opinión pública. De hecho, ese es el principal argumento que dan los fanáticos que defienden el Estallido Vandálico: "¿pero a quién mataron?, sólo rompieron cosas", repiten como loros casi como si se hubiesen aprendido el libreto de memoria. Está todo tan articulado, que no se les escapó ningún detalle. Y todo eso era para encontrar la justificación de parte de los termocéfalos de siempre.
Efectivamente casi no murió nadie durante la Revolución Terrorista. Pudo haber muerto muchísica gente, pero los vándalos tuvieron especial cuidado en ello. Sin embargo, las pérdidas materiales asciendieron a 3.500 millones de dólares sólo durante los seis meses iniciales, a lo que hay que sumarle que miles de personas quedaron ceantes, y que se produjo una destrucción irreparable del patrimonio cultural, pues los encapuchados de ultraizquierda quemaron varias iglesias y edificios que eran monumentos nacionales.
Y no es por ser majadero, pero aunque acá casi no haya muerto nadie, sí hubo terrorismo, ya que estaban presentes (y siguen estando) los tres elemendos básicos del Terrorismo: uso extremo de la violencia física, generación de temor entre la gente, y además una motivación ideológica de por medio.
¿Quiénes fueron los organizadores de todo este desastre y caos? Muy difícil saberlo, pues hasta ahora al menos no ha caído ninguno de ellos. Pero es cosa de ver quienes siempre defienden al Estallido Terrorista en forma incondicional: los políticos de izquierda, y especialmente los del Partido Comunista y del Frente Amplio. Sea como sea, ya se sabe cuál era la orden a seguir: "destruir todo y no matar nadie". Pero ahora falta lo más difícil: saber quién dio esa orden...
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