Ahora que el Presidente de la República ya no le sirve a los socialistas, los parlamentarios de oposición empezaron en bloque a exigir su renuncia.
No hay dudas al respecto. La izquierda en bloque urdió un plan tan brillante como maquiavélico para ponerle soga en el cuello al Presidente de la República y obligarlo a renunciar. La primera parte del estructurado proyecto era realizar un Estallido Terrorista que dejara al país en la ruina y en llamas, y al mismo tiempo que se orientara toda la odiosidad de la opinión pública en contra del gobierno.
Sin embargo, durante estos días hemos sido testigos de la segunda parte del plan de la oposición: exigir descaradamente la renuncia de Sebastián Piñera. Primero fue el senador Alejandro Guillier, y ahora el diputado Karim Bianchi... aparte de los parlamentarios del Frente Amplio y del Partido Comunista, que hacen esta exigencia prácticamente todos los días.
Sí, es cierto que este gobierno ha cometido muchísimos errores desde que comenzó el Estallido Antisocial, pero esa obsesión de querer derrocar al Presidente por las buenas y por las malas es algo que retrata fielmente a la izquierda golpista que tenemos en Chile. Los socialistas se quejan de Pinochet, y ellos hacen algo mucho peor, pues emplean a terroristas pirómanos para hacer el trabajo sucio, y tratan de derrocar a un Presidente que a diferencia de Allende nunca gobernó de la mano de terroristas ni de paramilitares (como sí lo fueron el GAP y el MIR en su momento).
Las cosas por su nombre: Piñera ya no le sirve a la izquierda, y por eso mismo ya no lo quieren en el gobierno. Él ya les regaló el Plebiscito que ellos tanto querían, así que ahora quieren desecharlo como sea. Este es un pésimo precedente para nuestro país, porque desde ahora en adelante, la ultraizquierda chilena hará lo mismo con todos los mandatarios que ideológicamente no les sean a gusto. Ellos ya patentaron el modelo de las revoluciones vandálicas, y si lo pusieron en práctica ahora, no les costará mucho volver a hacerlo en el futuro.
Por eso y mucho más, es que el Presidente de la República no puede renunciar: sería dejar que los pirómanos sean los vencedores. A uno puede gustarle o no lo hecho por Sebastián Piñera, pero hoy en día lo que está en juego es la democracia y la institucionalidad de nuestro país. O gana la ultraizquierda terrorista, o gana Chile... yo al menos prefiero que gane Chile.
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