Este domingo se cumple un año desde aquel nefasto 18 de octubre del 2019, cuando el terrorismo incendiario se desató en todo el país, causando estragos irresparables.
"Chile cambió". Ese ha sido el eslogan hueco, ridículo y vacío que una y otra vez han usado los neomarxistas del Apruebo para justificar su espantosa Revolución Terrorista de ultraizquierda, la cual nos viene atormentando en forma incesante desde hace ya un año.
Este domingo 18 de octubre se cumple justo un año desde aquella nefasta jornada en que más de veinte estaciones del Metro de Santiago fueron incendiadas en forma simultánea por psicópatas pirómanos, y después de lo cual tuvimos casi seis meses de revueltas violentas en todo el país, las cuales causaron un daño brutal e irreparable. Si hacemos un balance de todo lo sucedido desde esa fecha, resulta obvio que Chile cambió, pero cambió para peor. El Chile de hoy es muchísimo más malo que el de antes de ese espantoso 18 de octubre del 2019, en todo sentido.
El Estallido Antisocial produjo caos y destrucción, afectando a los chilenos moralmente pero también en el bolsillo, porque desde esa nefasta fecha, todos somos mucho más pobres que antes (o al menos un poco más). Nadie ha salido inmune a los coletazos de la Revlución Terrorista, salvo los mismos violentistas pirómanos, que con esta Revolución le encontraron un sentido a su miserable vida, y ahora incluso pueden jactarse de sentirse "poderosos" e "influyentes".
Los terroristas forzaron a este gobierno cobarde a realizar un Plebiscito innecesario, el cual la próxima semana definirá el futuro del país. Y ante esta disyuntiva, la cosa es simple: o votamos Rechazo, o nos vamos al hoyo, y de paso terminamos por premiar a los desquiciados mentales que estuvieron meses quemando y destruyendo a Chile. Tú decides.
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