El último informe de la ONU (Naciones Unidas) fue lapidario en contra del dictador socialista que siembra en terror en Venezuela.
Llama la atención el doble estándar que presenta la izquierda chilena frente a Nicolás Maduro, el siniestro dictador que tiene el gran caos en Venezuela. Recién en su séptimo año de desgobierno, voces provenientes desde diversos partidos de la oposición nacional comenzaron a criticarlo, siendo que hasta hace muy poco lo adoraban, o al menos cuidadosamente evitaban apuntarlo con el dedo.
Esta semana se dio a conocer un lapidario informe de parte de la ONU, que califica al tirano socialista de Nicolás Maduro como un cruel y perverso violador de Derechos Humanos. Y lo más terrible es que Maduro ha violado sistemáticamente los derechos de personas inocentes, no de terroristas como lo que acá la misma izquierda le critica al General Pinochet (que ejerció la mano dura contra los violentistas del MIR, GAP, FPMR y Mapu Lautaro).
Hasta hace poco, la izquierda chilena se negaba a criticar a Nicolás Maduro, por su evidente similitud con Salvador Allende, la vaca sagrada del Socialismo nacional: ambos llegaron al poder por la vía democrática, pero tras aplicar el Marxismo en un caso y el Neomarxismo en el otro, condujeron a sus respectivos países a la ruina total. La única diferencia es que Allende estuvo sólo tres años en el poder, mientras que Maduro ya lleva siete. Lamentablemente para Venezuela, ellos todavía no tienen un Pinochet que los salve como nos salvaron a nosotros.
Sin embargo, no nos engañemos tampoco. Recién ahora la izquierda chilena viene a criticar a Nicolás Maduro, pero si algún día el Frente Amplio y los comunistas estuvieran en solitario gobernando a nuestro país, lo primero que tratarían de hacer es apresar a quienes defienden el legado del General Libertador Augusto Pinochet, y usarían todos los métodos posibles para encarcelar a esas personas, transformándolas en presos políticos. Es decir, la izquierda chilena critica a Maduro, pero sólo de la boca para afuera, porque si un día fuesen nuestros exclusivos gobernantes, actuarían igual o peor que el despiadado dictador caribeño.
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